Teresa Rey
Medicina preventiva
Boca ardiente: un síndrome frecuente en mujeres durante o después de la menopausia
Surge de forma espontánea y provoca una sensación de quemazón o ardor bucal muy intensos
El síndrome de la boca ardiente aparece normalmente de forma espontánea y genera ardor, quemazón, hormigueo o adormecimiento en la zona interna de las mejillas, las encías, la lengua o el paladar. Este trastorno es más frecuente en mujeres, sobre todo durante la menopausia o tras ella, explican desde el Colegio de Dentistas de Guipúzcoa (@coegipuzkoa). En general, el síntoma principal descrito por las personas que lo sufren es un escozor en la mucosa bucal.
Qué se siente
La frecuencia de esta patología dental entre la población general está entre el 0,7% y el 4,5%, y la prevalencia es tres veces mayor entre el sexo femenino. En ellas se desarrollan el 30% de los casos en el período menopáusico o postmenopáusico.
Suele surgir de manera inesperada, aunque a veces tiene un desarrollo gradual. Junto a las principales manifestaciones, es posible experimentar otras como la pérdida del sentido del gusto o cambios en el mismo (sabor metálico o amargo). Un aumento de la sed o la sensación de boca seca son también comunes.
Sus patrones varían, pues a lo mejor la quemazón aumenta a medida que avanza la jornada o se padece siempre con la misma intensidad. En otras ocasiones, es intermitente. También sucede que el hormigueo se va sin más o que se calma con ciertas comidas o bebidas. Pero los expertos recomiendan acudir cuanto antes al médico para que evalúe nuestro caso.
Los principales lugares donde se aprecia suelen ser la lengua y sus bordes, y después el labio inferior y el paladar.
Calmar el ardor
El tratamiento es difícil de establecer porque no se sabe con exactitud qué puede originar este síndrome. Se considera que el uso de algunas pastas dentífricas o colutorios irritan la mucosa bucal, al igual que algunos medicamentos, en especial los que se recetan para la hipertensión arterial, antihistamínicos o antidepresivos. También lo pueden provocar deficiencias nutricionales de hierro y zinc, algunas vitaminas del grupo B y el bruxismo.
Por tanto, hay que evaluar la procedencia antes de indicar el tratamiento más adecuado para calmar este trastorno dental. Como medidas preventivas, debemos evitar fumar, ingerir alimentos ácidos o picantes y si podemos, reducir nuestros niveles de estrés.