Mariola Báez
Medicina preventiva
Chemobrain: los efectos de la quimioterapia en las funciones del cerebro
Durante o después del tratamiento, la memoria puede verse afectada, generalmente de forma temporal
La quimioterapia es uno de los tratamientos habituales con los que hacer frente a la enfermedad oncológica. Su eficacia a la hora de destruir un tumor, reducir sus dimensiones y evitar su expansión, está confirmada. Pese a que algunos de los fármacos que se utilizan en una sesión de quimio pueden provocar reacciones adversas, los beneficios que aporta a un paciente los superan con creces. Además, las actuales investigaciones se centran, con éxito, en lograr cada día tratamientos más eficaces y con menos efectos secundarios.
Vómitos, diarreas y fatiga son algunos de los más frecuentes, pero la quimioterapia también puede afectar al cerebro, interfiriendo en algunos de sus procesos básicos, sobre todo en los relativos a la memoria y a la concentración. Hay que estar preparados para hacer frente a esta situación sabiendo que, en la mayoría de los casos es transitoria y reversible.
¿Qué se entiende por Chemo Brain?
Lo que en español se conoce ya como quimio-cerebro es una consecuencia que puede aparecer mientras una persona recibe un tratamiento de este tipo o en el periodo inmediatamente posterior a su finalización. Podría definirse como el conjunto de efectos negativos que la quimioterapia provoca en el cerebro, que afecta a determinadas funciones cognitivas y que se deriva de la propia toxicidad de algunos de los fármacos necesarios para que el tratamiento cumpla el objetivo de atacar al tumor maligno.
La Asociación Española Contra el Cáncer (@aecc_es) aclara que este término hace referencia a los efectos secundarios cognitivos que están asociados al propio tratamiento, independientemente del tipo de cáncer que se trate. Aun así, el chemobrain, por la composición de los tratamientos aplicados, aparece con mayor frecuencia en los casos de cánceres hematológicos, de colon o de pulmón. De todas maneras, es en el tumor de mama donde mejor se conoce ese efecto de la quimio.
Esos cambios que experimenta el cerebro a causa del tratamiento, se centran en áreas específicas, especialmente en aquellas relacionadas con la memoria y la capacidad de concentración. Entre las manifestaciones que pueden servir para identificar y reconocer la situación la American Cancer Society (@AmericanCancer) señala:
- Dificultad para recordar. Periodos de amnesia, pequeños “lápsus” como no acordarse de lo que se acaba de hacer o de dónde está un determinado objeto, no recordar nombres familiares, fechas, acontecimiento o no encontrar la palabra exacta a la hora de definir una situación o cosa concreta.
- Disminución en la concentración. Tareas sencillas que requieren más tiempo del normal para su realización, dificultad para llevar a cabo dos o más acciones a la vez.
Estos suelen ser los signos evidentes del efecto de la quimio en el cerebro, que también pueden aparecer acompañados de otros trastornos, como alteraciones en el sueño o en el comportamiento. A veces la alteración es fácilmente detectable pero, en ocasiones, los cambios o la pérdida de memoria es muy sutil y se manifiesta en forma de pequeños “despistes” pero de los que el paciente es perfectamente consciente. En estos casos, los expertos hablan de “niebla o neblina mental”, una situación que produce desconcierto y añade preocupación a la persona que la sufre y para la que existen medidas que pueden ayudar.
¿A quién puede afectar?
Aunque los estudios realizados sobre las causas y efectos del chemobrain son aún limitados, según datos recogidos por la la Cancer Research de Reino Unido (@CR_UK), se estima que podría afectar a entre un 17% y un 50% de las personas que se someten a un tratamiento oncológico, no solo de quimioterapia, también, aunque en menor media, de radioterapia o terapias hormonales.
Los expertos señalan que las alteraciones cognitivas aparecen generalmente durante o después del tratamiento, aunque no es extraño que surjan incluso una vez comunicada la enfermedad y la necesidad de iniciarlo, como consecuencia del estrés que esa situación puede provocar.
El fenómeno puede afectar por igual a hombres y mujeres de cualquier edad aunque se considera que su incidencia se incrementa entre personas mayores, especialmente si ya presentaban alteraciones previas al tratamiento como problemas de memoria, ansiedad o depresión.
El chemobrain se puede tratar y lograr notables mejorías
Es importante insistir en que el deterioro cognitivo asociado a la toxicidad de los fármacos quimioterápicos es en muchos casos un efecto secundario leve que, generalmente revierte, es decir, desaparece con el tiempo.
Aun así, si una persona lo sufre o un familiar detecta lo que está ocurriendo, es básico comentarlo con el médico y equipo de oncología, primero para obtener la información que aporte la necesaria tranquilidad que va a favorecer una mejor recuperación y segundo porque hay medidas concretas, que se deben aplicar porque pueden ayudar a tratar y reducir los efectos de la quimio en el cerebro, entre ellas:
- Ayudar al cerebro a mantenerse activo. Ejercicios de gimnasia mental, lectura, crucigramas y, sobre todo, técnicas concretas de terapia ocupacional puede ser un excelente apoyo.
- Aplicación de técnicas que permitan la organización de las actividades diarias. Llevar una agenda puede resultar de máxima utilidad y eficacia en cuanto a la recuperación de funciones.
- Ejercicios de concentración. Cuando se sufre esa neblina mental es importante poner a trabajar la mente y, además, acostumbrarse a hacer las cosas de una en una y no varias al mismo tiempo.
- Realización una actividad física suficiente y adecuada a cada situación.
- Cuidar la dieta y descansar lo suficiente también son medidas importantes para paliar los efectos del chemobrain.