Carlos Losada
Medicina preventiva
¿Cómo se produce una contractura muscular y cuál es el motivo de sentir dolor?
Carlos Losada
Foto: Bigstock
Sábado 9 de enero de 2021
ACTUALIZADO : Sábado 9 de enero de 2021 a las 0:24 H
6 minutos
Es una de las dolencias más habituales y viene dada por una sobretensión en el músculo afectado
Las contracturas musculares suelen darse con cierta frecuencia y rara es la persona que no sufre alguna en algún momento de su vida. De hecho, se trata de una de las dolencias más comunes. Pero ¿por qué surgen? ¿Cuál es el motivo de que aparezcan y de que nos generen dolor? La respuesta es sencilla, las contracturas musculares se producen en el momento en el que la tensión en el músculo aumenta ostensiblemente y este reacciona acortando las fibras. En ese proceso, algunos desechos metabólicos se tienden a acumular en la fibra muscular, impidiendo que la sangre llegue adecuadamente a su destino. Al no irrigarse bien, las toxinas se acumulan y terminan provocando dolor. El resultado es un tono muscular aumentado, un músculo más duro y tenso y una menor capacidad de movimiento.
Según explica la fisioterapeuta Joana Díaz en Fisio Online, “en ocasiones la contractura muscular se puede palpar a través de la piel como si fuera un bulto o zona endurecida que produce dolor local y altera el funcionamiento normal del músculo”, a lo que añade: “A veces el dolor se puede irradiar hacia otra zona, producir dolores de cabeza, mareos, hormigueos o sensación de adormecimiento en extremidades”.
¿Por qué se produce la contractura?
En primer lugar, hay que señalar que las contracturas musculares se pueden dar a cualquier edad, aunque es cierto que las personas mayores son más dadas a que su musculatura se contracture con más asiduidad. El motivo no es otro que haber perdido elasticidad tanto en las articulaciones como en los músculos.
En cuanto a las razones por las que puede surgir una contractura, podemos señalar las siguientes:
- Después de un impacto o un traumatismo. Cuando se sufre algún golpe, los músculos que rodean la zona afectada se activan para proteger las estructuras más sensibles. Esto hace que se esfuercen más de lo que son capaces, provocando la reacción anteriormente descrita.
- Debilidad muscular. Si un músculo no tiene la fuerza necesaria para realizar acciones habituales, tenderá a contracturarse porque no es capaz de soportar tal tensión. Esto suele suceder cuando una persona es excesivamente sedentaria, ya que los músculos se acostumbran a no hacer esfuerzo y a debilitarse.
- Contracturas posturales. Cuando forzamos o mantenemos una postura durante mucho tiempo, es muy probable que los músculos “se carguen”. Por esta razón no es de extrañar que si has pasado la noche en una mala posición te despiertes algún día con una contractura.
- El frío no ayuda. Cuando las temperaturas bajan y sentimos un intenso frío, nuestros músculos tienden a contraerse para defenderse de la dureza del clima.
- Una falta de hidratación y una mala alimentación también pueden afectar, ya que tenderemos a acumular toxinas en nuestra musculatura.
- Finalmente, el estrés, la ansiedad y otros estados psicológicos pueden provocar que nuestros músculos reaccionen defensivamente, lo que llevará a que se contracturen.
¿Qué nos provocan?
Cuando aparece una contractura lo solemos notar porque, por lo general, sentimos un dolor punzante en alguna parte de nuestro cuerpo. Pero este no es el único síntoma, también experimentaremos:
- Restricciones en el movimiento o incluso un bloqueo total en la zona que nos impida moverla.
- Hormigueo y adormecimiento de la extremidad cuando se oprima el nervio que la recorre.
- Dolores de cabeza y sensación de mareo si se produce en la zona cervical.
- Incapacidad para descansar porque el dolor es acusado y nos impide conciliar el sueño.
¿Cómo tratar una contractura?
Cuando sufrimos esta dolencia, existe la opción de llevar a cabo unos cuidados en casa si es leve o acudir a un fisioterapeuta si es más grave. Es decir, si impide el movimiento, si los pinchazos son constantes o si el dolor se alarga hasta una semana, lo mejor será que vayas al especialista para ayudar a que te descontracture y, si lo ve conveniente, te recetará algún calmante muscular o antiinflamatorio.
Hasta entonces, podemos ponernos calor en la zona afectada utilizando una manta eléctrica o un saquito de semillas, masajearnos suavemente la zona afectada y estirar poco a poco para el dolor remita. De hecho, el fisioterapeuta realizará estas acciones cuando nos pongamos en sus manos, con la salvedad de que los masajes serán descontracturantes y los estiramientos más intensos. Asimismo, también podrán utilizar vendajes neuromusculares o emplear otros tratamientos como la punción seca o la digitopresión, dependiendo de las técnicas en las que más confíen.
En definitiva, tal y como Joana Díaz explica: “Pueden ocurrir en cualquier momento, pero es importante señalar que como medida preventiva de las contracturas musculares puedes realizar constantemente autoestiramientos para una buena flexibilidad de la musculatura, así como practicar automasajes, evitar las posturas inadecuadas, cargas de peso y situaciones de estrés. Además, siempre que sea necesario, acude al fisioterapeuta que es el profesional más capacitado para terminar con tu contractura”.