Carlos Losada
Medicina preventiva
Consejos para celebrar la Navidad con una persona con la enfermedad de Alzheimer
Si familiares y cuidadores disfrutan las fiestas, probablemente el enfermo también lo haga
La Navidad es una época especial en muchos sentidos, y aunque con los años a mucha gente termine resultándole cansada o incluso triste, no cabe duda de que tiene un halo diferente a otros momentos del año. El sentimiento de tristeza puede ser aún mayor si alguien se encuentra en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer o si tenemos algún familiar aquejado de esta terrible enfermedad.
Y es que en la celebración de Nochebuena o Nochevieja siempre terminamos por recordar vivencias felices del pasado, lo que puede provocar una sensación de nostalgia que nos conduzca a un sentimiento poco agradable. De hecho, los enfermos pueden sentirse aún más desorientados, ya que se rompen sus rutinas y las de sus cuidadores, lo que puede desembocar en una situación incómoida y más en momentos de festejos como los navideños.
Así que, con el objetivo de pasar estas fechas señaladas lo mejor posible, la Fundación Pasqual Maragall, donde trabajan duramente para vencer al alzhéimer, ha creado una lista de recomendaciones destinadas tanto a los familiares como a los cuidadores de las personas que padecen la enfermedad. El objetivo no es otro que conseguir que disfruten de la Navidad y que aprovechen los buenos momentos que las fiestas aporten.
Cuando se celebran las fiestas en familia
En caso de que se celebren las fiestas en compañía de la familia, esta fundación apunta los siguientes consejos:
- Es sumamente recomendable poner en antecedentes a los familiares y amigos. Es decir, hay que informarles de cuál es el estado actual del enfermo y darles unas pautas básicas para que actúen con él con naturalidad y sin temor. De acuerdo con la doctora Sandra Poudevida, psicóloga de la Fundación Pasqual Maragall, “los cuidadores no se tienen que sentir responsables del comportamiento del enfermo, toda la familia tiene que asumir y entender que es fruto de la enfermedad”. Asimismo, lo mejor es que los familiares y amigos se dirijan al enfermo de uno en uno y de forma tranquila. Un buen modo de ayudar a estos familiares a comunicarse pasa porque se les explique cómo evoluciona el modo de hacerlo según sea la fase de la enfermedad. Y es que la persona que la padece puede tender a mostrarse más apática y retraída, tal y como explican desde la propia organización. Es más, paulatinamente le costará expresarse mediante el lenguaje, lo que le llevará a evitar ese momento. En cambio, si quiere exponer algo relacionado con sus necesidades fundamentales, lo más probable es que lo haga de un modo u otro. Y si no es mediante el lenguaje, será con otros comportamientos que pueden “chocar” para quienes no hayan estado nunca con el enfermo.
- Dado que los niños suelen ser auténticos generadores de alegría para sus abuelos y para la gente mayor en general, resulta adecuado implicarles en las celebraciones y propiciar que se relacionen con el enfermo con normalidad.
- Con el fin de evitar situaciones de mucho estrés, se aconseja adecuar y tener disponible un espacio donde el enfermo se pueda retirar si necesita descanso o prefiere estar solo. Si a esto se le suma una actividad preparada que lo mantenga calmado y que suela hacer normalmente, mejor que mejor.
- El cuidador también tiene que intentar relajarse y disfrutar de las fiestas. Para hacerlo es necesario propiciar que otros familiares y amigos le ayuden con el enfermo y estén pendientes.
- Si existe alguna tradición familiar en la celebración navideña se recomienda mantenerla. Por ejemplo, cantar villancicos tradicionales puede incidir en los efectos terapéuticos que tiene la música en casos de enfermedad de Alzheimer.
- Si ocurre un comportamiento inapropiado en la mesa, se aconseja intentar distraer al enfermo y derivar su atención hacia otra cosa.
Cuando no acude la familia
En cambio, si se opta por una celebración más íntima y en casa solo van a estar presentes las personas habituales, la Fundación Pasqual Maragall ofrece dos interesantes consejos:
- Decorar la casa, poner el árbol de Navidad con luces y montar el belén o cualquier otra actividad relacionada que se ocurra. Eso sí, sea la que sea hay que pedir al enfermo que ayude y participe. De la misma manera, se recomienda que, una vez acabadas las fiestas, se retiren las decoraciones para no crear confusión en el enfermo y vuelva a su rutina habitual.
- Preparar platos típicos de Navidad y poner la mesa de forma especial, así como también comprar turrones, dulces típicos de esta época y hacer un brindis con cava, es decir, actual con la mayor normalidad posible.
Enunciadas estas recomendaciones parece claro que esta fundación tan comprometida en la lucha contra la enfermedad de Alzheimer apuesta por afrontar las fiestas de Navidad con el mayor positivismo posible, buscando introducir pequeños cambios relacionados con esta época del año e intentando crear un ambiente de felicidad que el propio enfermo capte. “Si familiares y cuidadores disfrutamos de las fiestas, será más fácil que nuestro familiar enfermo también lo haga”, aseguran.