Teresa Rey
Medicina preventiva
Consejos para evitar que los cambios de estación alteren la salud de los pies de los mayores
No hay que descuidar la rutina de cuidados que se les tiene que practicar durante el resto del año
El cambio de estación es una condición que afecta a las distintas partes de nuestro cuerpo de forma diferente. Los pies son una de esas zonas a las que debemos prestar atención, en especial si somos mayores. No por el hecho de que ahora empiecen a estar más cubiertos por usar otro tipo de calzado debemos olvidarnos, al contrario, el control de los mismos debe ser una constante en nuestra rutina de cuidados diarios de todo el año, matizan los expertos.
Una revisión inicial
Desde el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid (Copoma) recuerdan qué cuidados debemos practicar en nuestros pies cuando empieza el frío, unos consejos aptos para cualquier sector de la población tanto adultos jóvenes como mayores.
Hay que mirar bien el estado de los pies y que el verano no haya dado lugar a alteraciones importantes. Durante esta época se encuentran más descubiertos y tienden a resecarse más, de modo que la aparición de ampollas o rozaduras es más frecuentes. En el caso de arrastrar alguno de estos problemas ahora es el momento de que el experto evalúe si es necesario iniciar un tratamiento específico. De la misma manera, con el calor es habitual la onicomicosis, una infección fúngica en las uñas causadas por un hongo. Por lo tanto, debemos estar pendientes de las uñas, en concreto vigilar si se muestran diferentes, especialmente si alguna de ellas ha cambiado de color.
Calzado y rutina
Al empezar a bajar las temperaturas se cambia de calzado, y esto también altera a los pies. A la hora de comprar zapatos nuevos debemos tener en cuenta siempre factores como la sujeción, la impermeabilidad, los materiales o el grosor de la suela. Es posible que durante el estío hayamos prescindido del tacón, habituando al pie a esta circunstancia. Así pues si ahora nos pasamos al tacón podemos forzar algunos músculos y desencadenar dolores o modificar la pisada.
Volver a la rutina incide igualmente en esta parte del cuerpo, como el hecho estar mucho tiempo en una misma posición, ya sea sentados o de pie. El estrés comienza a instalarse de nuevo en nuestra cotidianidad y el hecho de empezar a pisar de nuevo otros tipos de suelo, pasamos de la blanda arena de la playa al duro suelo del asfalto, puede afectar a la salud de los pies. Para que todo esto no suceda, ¿qué nos recomiendan los podólogos?
Estos especialistas indican que la base está en mantener los hábitos de higiene e hidratación. Es decir, lavarlos diariamente, secarlos bien, exhaustivamente (esto es vital) y además usar calcetines de fibras naturales. Practicar unos masajes siempre es bueno o mantenerlos en alto unos minutos al final del día ayudará a su descanso y a activar la circulación.