Teresa Rey
Medicina preventiva
El dolor o la depresión pueden ser síntomas previos del párkinson
Se tiene conocimiento de que otras manifestaciones pueden preceder a la rigidez o al temblor
El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa, crónica y progresiva, y es la segunda de este tipo más frecuente en nuestro país tras la enfermedad de Alzheimer. En España, afecta a unas 150.000 personas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN @seneurologia). Su incidencia y prevalencia se ha incrementado en las últimas décadas y las previsiones para los próximos años según los expertos es que siga en esta tendencia. Los motivos principales son el aumento de la esperanza de vida, los avances en su diagnóstico y tratamiento, así como un mayor conocimiento de la patología.
En este sentido se han pronunciado un grupo de profesionales durante una reunión local sobre la enfermedad de Párkinson celebrada por Teva Neuroscience en Santiago de Compostela. A día de hoy ya se tiene conocimiento de algunos síntomas previos a los clásicos como la rigidez o el temblor. En concreto, se considera que tanto el dolor como la depresión pueden ser manifestaciones iniciales y es importante dar a conocer esta realidad, ya que puede ayudar a un diagnóstico precoz, ha indicado el doctor Gustavo Fernández, del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.
En el momento en que se pueda detener esta enfermedad será crucial identificar a estos pacientes, por ello el contacto con las asociaciones de pacientes es vital al igual que con los médicos de familia. Esta comunicación puede ayudar a unos diagnósticos más efectivos. Además, hay que tener en cuenta que “muchos síntomas de la vejez se pueden confundir con los síntomas de la enfermedad de Párkinson y tienen tratamiento”, ha aclarado el doctor.
Avances
También se han puesto de relieve los avances que ya se han producido alrededor de este trastorno. Uno de ellos es por ejemplo es haber conseguido mejorar la calidad de vida de estos pacientes más de 5 años con tratamientos que se denominan de fase avanzada. Esta alternativa se aplica en aquellos afectados que no responden bien a la medicación oral convencional de modo que su situación no consigue estabilizarse a lo largo del día.
Respecto a las vías de investigación actuales se están centrado principalmente en concretar la causa de la enfermedad, así como la creación de fármacos que detengan el desarrollo de la misma y de impedir que se inicie. Los tratamientos que hay ahora están focalizados en los síntomas, pero por el momento hay cura para el párkinson. Según Begoña Ares, neuróloga del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, este es el “gran reto de futuro”, y también ha reseñado que “quizás el apoyo socio-económico a los pacientes y a los cuidadores es lo que siempre se puede mejorar”.