Victoria Herrero
Medicina preventiva
Si nunca has oído hablar de la enfermedad de Buerger, nosotros te contamos en qué consiste
Esta patología de las arterias, en brazos y piernas, guarda una estrecha relación con el tabaco
En ocasiones, escuchamos el nombre de enfermedades que nos resultan totalmente desconocidas. Es el caso de la patología que hoy os descubrimos, la enfermedad de Buerger. Con esta nomenclatura, también conocida como tromboangeítis obliterante, nos referimos a una dolencia vascular que afecta a las arterias y las venas que se encuentran en las piernas y los brazos.
Una patología por la que los vasos sanguíneos se hinchan, con el riesgo de derivar en trombos, y que guarda una relación muy estrecha con el consumo de tabaco, como recuerdan desde la Clínica Mayo (@ClinicaMayo). La predisposición genética o una respuesta del sistema inmunitario pueden ser otras de las causas detrás de esta afección, que provoca un daño en estos tejidos y que, en los casos más graves, puede llegar incluso a ocasionar necrosis, con lo que es necesario que se hagan amputaciones de dedos en manos o pies.
Primeras señales de alarma de la enfermedad de Buerger
La sintomatología de esta afección se manifiesta en señales como un hormigueo o entumecimiento en las manos o los pies; o extremidades que pueden adquirir un color pálido, rojo o incluso morado. Además, otro de los signos de la enfermedad de Buerger es un dolor en las piernas, los pies, los brazos o las manos que puede llegar a ser muy intenso. Por si fuera poco, las personas que padecen esta patología pueden observar cómo en su piel aparecen llagas o úlceras que causan igualmente muchas molestias.
Estas señales son indicativas de la necesidad de acudir al médico para que, por medio de un análisis de sangre y diversas pruebas para confirmar el flujo sanguíneo, se confirme el diagnóstico de esta patología, cuyo tratamiento comienza por dejar de fumar, siendo el paso más importante y necesario; además de la prescripción de ciertos medicamentos para rebajar la inflamación de los vasos sanguíneos afectados.
Dejar el tabaco, la mejor prevención
Así, tal y como hemos visto, la primera medida para atajar este problema parte de uno mismo: olvidarse para siempre del tabaco. Para ello, si llevas décadas "enganchado" al cigarro, puedes empezar con estos pasos:
- Si no te ves con fuerzas para dejarlo de golpe, los días previos puedes ir reduciendo poco a poco el número de cigarros que normalmente fumas a diario.
- Cambia tus rutinas y todo aquello que durante años haya estado asociado a tu necesidad de fumar. Así pues, elimina de casa o del coche todo rastro de objetos y accesorios como paquetes de tabaco, mecheros o ceniceros.
- La ansiedad de los primeros días puedes calmarla recurriendo a un picoteo sano en forma de fruta fresca, crudités de verduras, frutos secos o chicles sin azúcar.
- Consulta con tu médico ya que, al principio, puede ser útil que eches mano de medicamentos que te ayuden a dejar de fumar, así como otro tipo de productos para reemplazar la nicotina como parches o chicles, por ejemplo.