Victoria Herrero
Medicina preventiva
España es uno de los países que no tiene un plan estatal para prevenir y reducir los suicidios
Este grave problema continúa siendo un tabú en la sociedad, sobre todo en relación con los mayores
Un problema de salud pública que va en aumento si tenemos en cuenta estas cifras: cada 40 segundos muere en el mundo una persona que decide quitarse la vida. Con este panorama, el suicidio en nuestro país, por ejemplo, supera al de fallecidos por accidentes de tráfico en un año y es la causa principal de muerte no natural.
Aunque es importante reseñar que en España no se alcanzan los dramáticos números como ocurre por ejemplo en Rusia o Ucrania, no contamos con un plan estatal de prevención del suicidio para atajar este problema. Es la reivindicación "necesaria" de expertos y asociaciones del sector que coinciden con la conclusión principal a la que ha llegado la Organización Mundial de la Salud (@WHO) que cifra en menos de 40 las naciones que sí disponen de un protocolo de estas características.
"Esta estrategia no solo es fundamental para hacer frente a estas muertes que sabemos que ocurren y pueden prevenirse, sino también para anticiparse a cambios en los patrones, como el ligero aumento en los casos en mujeres que estamos observando", explican expertos de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio (@FundacionFEPS) que destacan el trabajo importante que se puede hacer con estas personas, especialmente cuando se trata de mayores, para que aprendan a dejar de sufrir antes de elegir "dejar de vivir".
El suicidio entre la población mayor de 65 años
Estos mismos expertos reconocen que el suicidio sigue siendo un tabú en la sociedad actual, sobre todo cuando hablamos de personas mayores. Al pasar la barrera de cierta edad, esa situación se vuelve más invisible aún si cabe. Y más significativa. "La mayoría de las personas mayores que intentan suicidarse lo consiguen”. Son las duras palabras que exponen desde la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (@RedAipis).
Así, como explican estos expertos, estos mayores que piensan en el suicidio lo hacen como una forma de dejar de padecer ese dolor interno que sienten, además de evitar convertirse en "una carga" para sus familiares. Mayores que no solo consuman esa idea por las vías conocidas (ahorcamiento, ingesta de pastillas...) sino también con una conducta muy característica de estas edades: el "dejarse morir" ya sea no siguiendo un tratamiento médico esencial para su salud, no comiendo o bebiendo, descuidando su higiene o sus cuidados básicos... En definitiva, perdiendo la fuerza para seguir viviendo.
Con todo, la soledad sigue siendo el principal origen que lleva a estas personas mayores a abandonarse poco a poco o a entrar en una espiral de pensamientos negativos donde el suicidio aparece al final de ese oscuro túnel.
Así, entre las herramientas de prevención que pueden ayudar a estos mayores, estos expertos abogan por esas políticas públicas, además de fomentar los lazos con entornos sociales y familiares y apoyarse en los encuentros intergeneracionales para poner en valor el envejecimiento como una etapa vital más no como el final de la vida.