Victoria Herrero
Medicina preventiva
Cuando estar alegre y ser positivo supone un beneficio para tu salud
El día 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría y qué mejor que celebrarlo
Si hay días mundiales de lo más variopintos, no es de extrañar que un sentimiento como la alegría tenga su propia fecha de celebración. Dicho y hecho, desde hace casi una década el 1 de agosto se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Alegría, una oportunidad magnífica para no olvidarnos de sonreír. Y no solo este día.
La idea surgió en el marco del Primer Congreso de Gestión Cultural Chileno con la idea de ensalzar las bondades y beneficios de un sentimiento que no solo es capaz de cambiar nuestro estado de ánimo, sino que resulta de lo más satisfactorio para nuestra salud.
Un motivo más que saludable
La risa es uno de los reflejos más evidentes de nuestro estado de alegría. Un simple gesto en nuestro rostro, solo necesitas 12 músculos para comprobarlo, con el que estaremos más alegres... y saludables. Ese estado de anímo sirve para reducir nuestro estrés ya que se segregan hormonas como las endorfinas y adrenalina, mejora nuestro rendimiento, aumenta la longevidad, favorece nuestras relaciones personales y sociales y es un potente analgésico natural y sin coste alguno.
Además, por si no lo sabías, reírse a carcajadas puede hasta considerarse un ejercicio físico ya que con este simple gesto estamos moviendo hasta 400 músculos, ya no solo de la cara sino también del estómago con lo que estamos favoreciendo llevar una vida más saludable.
¿Y a un nivel físico? Si la alegría es uno de los leitmotiv de nuestra vida haremos que nuestra presión arterial se reduzca, se mejore nuestra respiración y se oxigene nuestro organismo, además de aumentar los anticuerpos con lo que se fortalece el sistema inmunológico.
Pero los beneficios no se acaban aquí: al estar alegres y sonreír estiramos los músculos de la cara con lo que es un buen remedio para tonificar y rejuvenecer nuestra dermis; además de ayudarnos a conciliar el sueño.
Y es que ya lo decía el siglo pasado Sigmund Freud. El padre del psicoanálisis atribuía a las carcajadas la capacidad de liberar al organismo de energía negativa, además de ser la mejor vacuna contra la soberbia, la opresión y la intolerancia. No hay duda, reírse es una función biológica necesaria para cultiva la alegría y mantener el bienestar físico y mental.