Mariola Báez
Medicina preventiva
¿Cómo evitar que un catarro te estropee las vacaciones de verano?
Los mayores deben extremar las precauciones ante el uso generalizado del aire acondicionado
Un resfriado común es una afección vírica que tiene su periodo de máxima expansión durante los meses de otoño e invierno, pero, como recuerda la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (@SEMERGENap), no es algo exclusivo de las estaciones más frías del año. Su aparición en verano no es algo en absoluto excepcional, ya que se calcula que unos dos millones de personas sufren algún episodio de gripe común o catarro durante la época estival.
En verano, las vías de contagio y los síntomas de la enfermedad son exactamente iguales que en invierno, con una diferencia importante: el mal uso o el abuso del aire acondicionado está detrás del 80% de los “trancazos veraniegos”.
Cómo tratar y evitar un catarro con este calor
Aunque los síntomas y el desarrollo de la afección no dependan de la época del año, lo cierto es que un catarro de verano, cuando el termómetro se dispara, se lleva mucho peor. No apetecen caldos calentitos ni estar resguardado en casa mientras amigos y familiares disfrutan en la playa o en la montaña. Pero es lo que hay que hacer, porque ante un catarro la ingesta abundante de líquidos, el reposo y la toma de algún analgésico o antitérmico (no antibiótico) es el tratamiento base.
Las medidas preventivas que minimizan los riesgos y que implican los cambios bruscos de temperatura son el mejor remedio para intentar no coger un catarro que te estropee las vacaciones. En el caso de las personas mayores, especialmente si se padece alguna enfermedad que debilite el sistema inmunológico, es básico extremar las precauciones para evitar que el organismo pase de los 35 o 40 grados del exterior a los 20 que puede haber en una vivienda o local que disponga de aire acondicionado.
En este sentido, la Asociación General de Consumidores (@ ASGECO) recuerda que un uso eficiente y prudente de estos aparatos implica mantener su temperatura entorno a los 25ºC. Un contraste de temperaturas, entre el interior y el exterior, que supere los 10-12 grados de diferencia supone un cambio demasiado brusco para el que el organismo no está preparado y puede convertirse en el desencadenante de un buen catarro.
Evitar dormir con el aire puesto toda la noche y no situarse justo debajo de la corriente de aire son dos medidas muy simples que pueden evitar complicaciones de salud.
La sequedad ambiental también puede hacer que la mucosa de las fosas nasales no cumpla su función protectora frente a los rinovirus de la gripe, facilitando su acceso a las vías respiratorias. El uso de humidificadores que mantengan la humedad de un entorno al 25%-30% puede contribuir, también, a un verano sin catarros.
Tampoco te puedes olvidar de lavarte frecuentemente las manos, hidratarte convenientemente y no descuidar la dieta, son consejos básicos que ayudan a lograrlo. Por último, recordar que si el catarro se complica (tos, flemas, fiebre alta, dolor muscular…) o se prolonga por más de 7 días, debes acudir al médico para evitar complicaciones más graves de salud.