Teresa Rey
Medicina preventiva
Cuáles son los factores de riesgo de deshidratación en personas mayores
Tener alterada la percepción de la sed y algunos trastornos de salud pueden propiciar esta situación
Las personas mayores son especialmente sensibles a la deshidratación, una situación que viene determinada tanto por factores internos como externos. A veces se produce un desequilibrio entre la ingesta y la eliminación de líquidos, lo que da lugar a que este balance se vea roto. En un principio, puede que este grupo poblacional no sea muy consciente de lo que su cuerpo está experimentando, por ello conviene saber qué elementos pueden influir en esta falta de hidratación.
Percepción de la sed
Entre estos factores a tener en cuenta destaca que las personas mayores tienen alterada la percepción de la sed. Esto provoca que cuando beben se sienten saciadas antes, a pesar de que a lo mejor no han cubierto sus verdaderas necesidades hídricas. Al mismo tiempo, su sensación de sed se ve mermada por lo que, para percatarse de ella, necesitan estímulos más intensos.
En ocasiones, el tener problemas gastrointestinales puede influir a la hora de experimentar ese requerimiento de líquidos. Por ejemplo, el estreñimiento conlleva por lo general una ingesta insuficiente de los mismos. A esto hay que añadir el hecho de estar consumiendo determinados fármacos, como antidepresivos o antipsicóticos, antihistamínicos, antiespasmódicos, diuréticos o laxantes. Padecer una enfermedad aguda que ocasione vómitos, diarrea o fiebre es otro factor de importancia.
Según indican desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG @seggeriatria), en las personas mayores de 70 años la capacidad de filtración y eliminación renal se ve disminuida un 50% con respecto a la de los adultos. Esto, junto a otra serie de procesos, provoca una mayor eliminación de agua por medio de la orina.
Otros factores
Por otra parte, hay que tener en cuenta que, con el tiempo, se producen modificaciones en el gusto y el olfato, lo que influye en la apetencia de productos como zumos o leche.
A su vez, todo esto puede estar condicionado por otros aspectos, como el hecho de vivir solo o tener una movilidad reducida que, ante barreras u obstáculos arquitectónicos, provoca que la persona mayor decida no desplazarse para obtener el líquido que necesita. Los trastornos neurológicos o cognitivos también pueden afectar a esa percepción de la sed en las personas mayores.