Victoria Herrero
Medicina preventiva
La Fundación Cuidados Dignos aboga por la humanidad en la atención a mayores
Victoria Herrero
Sábado 23 de marzo de 2019
ACTUALIZADO : Sábado 23 de marzo de 2019 a las 3:37 H
3 minutos
Esta organización pretende quitar las ataduras y sujeciones a las que se somete a muchos pacientes
"No es normal que en nuestro país en el 40% de los casos se someta a pacientes mayores a ataduras físicas, hasta el 80% en los casos de enfermedad mental, cuando en otros países europeos no llega al 4%". Así de contundente se mostraba hace un par de años Ana Urrutia, doctora en geriatría y presidenta de la Fundación Cuidados Dignos. Una organización que se puso en marcha para cambiar el sistema de atención a las personas mayores donde la base sea la humanidad y dignidad de esos pacientes de mayor edad.
De esta manera, la doctora Urrutia puso en marcha esta iniciativa pionera en nuestro país para no tener que recurrir a las sujeciones tanto físicas como químicas. Todo para evitar el riesgo de que una persona mayor se pueda caer o por el hecho de que una demencia severa haga que no pueda controlar su comportamiento.
"Existe en la sociedad una falta de sensibilidad y valoración de las personas mayores y las personas dependientes. Esta apatía deriva en una falta de demanda de modelos de cuidado distintos a los actuales, más allá de la atención médica y procedimientos de seguridad. Un indicador de la mecanización del cuidado es el uso de sujeciones físicas y químicas como práctica habitual”, apunta Ana Urrutia al respecto.
Algo que ella misma hacía años atrás como directora de una residencia de mayores. Una práctica, como reconoce, muy habitual todavía en algunos centros geriátricos de nuestro país.
Modelo pionero basado en el respeto
Así, ese cambio de mentalidad en la atención a las personas mayores pasa por un nuevo método más humano. En este caso, el equipo de esta fundación ha creado el modelo Libera-Care que pretende "cambiar el modelo tanto sanitario como social”, en palabras de sus responsables. Así, se actúa en varios frentes a la hora de cuidar a estas personas: su autonomía, sus necesidades, brindarle una atención más amable y humana, así como favorecer alternativas a esas sujeciones.
Estos beneficios no solo se traducen en un bienestar mental y físico de estos pacientes, sino en el propio personal de esos centros geriátricos que ven cómo mejora el clima de trabajo y su relación con estas personas dependientes.
Con todo, cambiar este modelo de trabajo en este tipo de instituciones sanitarias no es sencillo, pero se van dando cambios para lograrlo. Así, como defiende Ana Urrutia, el modelo va por el buen camino gracias al interés y acogida entre muchos de sus colegas de profesión.