Mariola Báez
Medicina preventiva
Medidas preventivas esenciales para evitar un segundo evento vascular
Controlar los factores de riesgo es esencial para impedir que un ictus o un infarto puedan repetirse
Son diecinueve las medidas concretas que la Asociación Española de Pacientes del Corazón (@Cardioalianza) recoge en un informe sobre la situación de la hipercolesterolemia en España y el riesgo de accidente vascular que esta enfermedad implica.
El proyecto, en el que han colaborado numerosas instituciones y organismos, como la Asociación Freno al Ictus (@frenoalictus), la Sociedad Española de Arterioesclerosis (@sea_es) o el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (@sanidadgob), ha conseguido reunir valiosa información sobre el perfil del paciente que sufre una patología vascular, aportando datos que resultan de máxima utilidad para establecer medidas encaminadas a mejorar tanto la atención médica que estas personas requieren, como su calidad de vida.
Según afirma CardioAlianza, en España hay 1.154.022 personas con un diagnóstico de enfermedad vascular. Conocer la situación de estos pacientes de alto riesgo y poner en marcha actuaciones que eviten que, en su caso, los accidentes vasculares puedan repetirse, ha sido el objetivo del estudio.
Los principales factores de riesgo
Hay que recordar que las patologías vasculares son la primera causa de muerte en España y que las medidas preventivas juegan un papel determinante a la hora de evitar eventos vasculares que puedan dañar órganos vitales, como el cerebro o el corazón.
Como señala la Sociedad Española de Neurología (@seneurologia) en referencia al ictus, uno de los accidentes cerebrovasculares más frecuentes, factores de riesgo como la edad o el propio historial clínico no pueden controlarse, pero hay otros muchos a los que sí es posible poner freno para que no agraven la enfermedad, como la obesidad, la hipertensión, los altos niveles de colesterol en sangre o el tabaquismo.
En este sentido, el estudio arroja datos esenciales como:
- Un 55% de las personas encuestadas con enfermedad vascular diagnosticada (principalmente mayores de 65 años), presentó hipertensión arterial.
- Un 33% tenía una tasa de colesterol elevada.
- Un 30% padecía, además, diabetes mellitus.
Una primera conclusión indica la importancia de tratar estas tres dolencias como medida preventiva de salud general y también encaminada a evitar que un accidente vascular acabe teniendo lugar.
Acercamiento multidisciplinar a la enfermedad vascular
Los expertos coinciden en que reducir riesgos y mejorar la calidad de vida de aquellas personas que han sufrido algún evento de este tipo exige un tratamiento multidisciplinar de la enfermedad, que puede requerir la intervención de profesionales sanitarios de especialidades muy diversas, desde un cardiólogo o un neurólogo hasta un nutricionista o un psicólogo, que ayude a tratar los problemas de estrés y ansiedad que llega genera la enfermedad vascular. Según la encuesta, esta dolencias afectan a un 54% de los pacientes.
El informe también insiste en la necesidad de mejorar otros aspectos como la comunicación entre el médico y el paciente. La adherencia terapéutica a la hora de seguir un tratamiento o las medidas básicas de autocuidado dependen en gran medida de que esa comunicación, en la que desarrollan un papel fundamental los profesionales de enfermería, resulte lo suficientemente fluida.
Las nuevas tecnologías aliadas del cuidado vascular
La información obtenida a través de estas encuestas ha permito diseñar un programa de medidas, cuya implementación debería lograrse de aquí a 2025.
En algunas de ellas, las nuevas tecnologías resultan determinantes a la hora de mejorar la atención y los cuidados que necesitan las personas que presentan un riesgo vascular. En unos años, los actuales (y futuros) avances técnicos serán decisivos para el desarrollo de proyectos de automonitorización, que favorezcan el autocuidado de las personas enfermas, o programas de telerehabilitación que resulten especialmente útiles en aspectos tan importantes como la fisioterapia, la logopedia o las terapias psicológicas o cognitivas.
Medidas interesantes son también las que hacen hincapié en los hábitos de vida saludables como elemento básico para frenar las consecuencias que puede tener un episodio vascular. Incorporar la figura de un especialista en nutrición en los servicios sanitarios públicos, incluir programas que ayuden a dejar el tabaco a aquellas personas que aun padeciendo una enfermedad vascular fuman (un 11% según el informe) o establecer rutinas de ejercicios, que se adapten a la patología y la situación concreta de cada paciente, son algunas de las propuestas recogidas que ayudarían a salvar vidas.
En este sentido, la escasa práctica de ejercicio es uno de los datos más preocupantes. El informe asegura que el 72% de los encuestados casi nunca (o nunca) hace algún deporte de intensidad moderada, como correr o nadar.
En el caso de un accidente cardiovascular, prescribir programas de rehabilitación cardiaca es una buena propuesta para contribuir, de manera notable, a evitar un segundo evento de este tipo. Del mismo modo, potenciar los centros de rehabilitación neurológica ambulante, así como los programas que puedan desarrollarse en el domicilio de una persona que ha sufrido un ictus, es también una medida que ayudará a frenar la incidencia de esta grave patología.
Mayor coordinación entre los distintos profesionales sanitarios implicados y el tratamiento de las enfermedades vasculares, la mejora de los canales de comunicación, unos fármacos cada vez más efectivos en tratamientos personalizados y el énfasis en las medidas de autocuidado son otras de las propuestas recogidas, esenciales para frenar las graves consecuencias de la enfermedad vascular