Teresa Rey
Medicina preventiva
La mezcla edulcorantes y carbohidratos puede ser nociva para la salud, según un estudio
La combinación de estas sustancias con otros alimentos causaría alteraciones cerebrales concretas
Cuando se habla de edulcorantes artificiales, se hace alusión a los sustitutos del azúcar de mesa (sacarosa), es decir, son sustancias que se emplean en lugar de esta. Se utilizan normalmente en bebidas y alimentos variados, y como resultan más dulces se necesitan menos cantidades de los mismos. Es por ello que aportan menos calorías a la dieta, por eso se recomienda su ingesta en el caso de personas que quieren adelgazar y de personas con diabetes. Además pueden ser sintéticos (sacarina, aspartamo, sucralosa, acesulfamo K y neotamo, entre otros) u obtenerse de hierbas o plantas.
Cáncer e insulina
Estas sustancias se encuentran por ejemplo en los refrescos, bebidas diversas, dulces, enlatados, productos lácteos, mermeladas, alimentos horneados… Y también se pueden obtener en preparados específicos para utilizarlos de forma individual en nuestras comidas o para endulzar nuestras bebidas. Ahora bien, siempre han estado rodeado de ideas contrapuestas en base a distintas investigaciones respecto a su influencia en la salud.
Así hace un tiempo una serie de estudios iniciales encontraron que la combinación de ciclamato con sacarina causaba cáncer de vejiga en animales de laboratorio. Análisis posteriores en los que se evaluaba si una sustancia puede o no provocar cáncer, desmintieron esta posibilidad pues las investigaciones realizadas no aportaban una evidencia clara al respecto.
Del mismo modo, documentos científicos de distinta índole han probado efectos adversos en los niveles de azúcar en sangre y en la insulina, mientras que otros los han descartado.
Con qué se combinan
El caso es que como no existe claridad, sobre todo en relación con este último punto, aún se siguen planteando dudas respecto a los edulcorantes artificiales y sus efectos en la salud, y por ello las investigaciones prosiguen. Una de las más recientes se publicaba hace unos días en la revista Cell Metabolism. Los autores son científicos de la Universidad de Yale (Connecticut, Estados Unidos), y concluyen que tal vez la discrepancia respecto a los resultados en cuanto a los distintos informes sobre estas sustancias se haya en el hecho de que cómo se consumen o más específicamente con qué se ingieren.
Según estos expertos el edulcorante artificial sucralosa en un principio no parece presentar un impacto negativo por sí solo, sin embargo si se toma junto a carbohidratos, “induce cambios perjudiciales en la insulina y disminuye la respuesta del cerebro al sabor dulce medido por resonancia magnética”.
Lo primero que se plantearon eras saber si el hecho de ingerir de forma repetida un tipo de edulcorante podría degradar la capacidad predictiva del sabor dulce. Esto es importante, pues la percepción de este sabor podría a su vez perder su función de regular las respuestas metabólicas que preparan al cuerpo para metabolizar la glucosa o los carbohidratos en general, según ha explicado, Dana Small, neurocientífica autora principal del estudio, profesora de Psiquiatría y directora del Centro de Investigación de Dieta y Fisiología Modernas de la Universidad de Yale.
Se analizó a 45 voluntarios de entre 20 y 45 años que no incluían de forma habitual estas sustancias en su dieta, con peso saludable y sin disfunción metabólica. Consumieron durante dos semanas siete bebidas y no hicieron más cambios que este en sus ingestas diarias, ni tampoco modificaron otros hábitos.
Los sujetos fueron evaluados con estudios, antes, durante y después de la prueba. Se les sometió a escáneres para ver si se producían cambios en el cerebro con respecto a sabores dulces, salados y agrios. También se les practicó una prueba oral de tolerancia a la glucosa para ver su sensibilidad a la insulina.
Las bebidas se edulcoraron con sucralosa o con azúcar de mesa para comparar. A los voluntarios del grupo de control se les incorporó maltodextrina, un carbohidrato no dulce, en las bebidas de sucralosa. Se utilizó este elemento como una forma de controlar las calorías del azúcar sin agregar más sabor dulce a la bebida. Y este fue el grupo que evidenció cambios en la respuesta cerebral con respecto al dulce, la sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa.
Ante este hecho se creó un nuevo grupo de control al que solo se añadió a la bebida maltodextrina, y descubrieron que consumida de forma independiente durante siete días no produjo ninguna alteración.
Alteración en el intestino
En opinión de la neurocientífica, es posible que el intestino provoque mensajes inexactos al cerebro respecto a la cantidad de calorías presentes. Así esta zona del cuerpo sería sensible a la sucralosa y la maltodextrina, indicando que existen el doble de calorías de las que realmente hay: “Con el tiempo, estos mensajes incorrectos podrían producir efectos negativos al alterar la forma en que el cerebro y el cuerpo responden al sabor dulce".
Estudios anteriores realizados con ratas han demostrado también que los cambios que se producen en esa habilidad de utilizar el sabor dulce para guiar el comportamiento pueden conducir a la disfunción metabólica y al aumento de peso con el tiempo. “Creemos que esto se debe al consumo de edulcorantes artificiales con energía".
La conclusión, por tanto, es que al hilo de estos resultados los científicos consideran que no es recomendable consumir los edulcorantes con grandes cantidades de carbohidrato. Ahora, hay que esperar si otros estudios con edulcorantes artificiales producen los mismos efectos, y qué sucede por ejemplo con la stevia, que es más natural y su reacción con la sucralosa. Todavía no se conoce bien el mecanismo y es difícil de definir, por eso aseveran que es necesario investigar más este fenómeno.