Teresa Rey
Medicina preventiva
Padecer gota puede precipitar la jubilación en algunos afectados
Es un tipo de artritis que se diagnostica tarde y a veces los pacientes no están bien controlados
La gota es un tipo de artritis que se produce por una acumulación de ácido úrico en sangre, provocando la inflamación de las articulaciones. Se origina o bien porque el cuerpo produce demasiada cantidad de este ácido o bien porque es incapaz de eliminarlo. Los datos indican que en la actualidad afecta al 2,4% de la población española, pero tiene el problema de que se diagnostica tarde y los pacientes no están controlados adecuadamente, según han indicado varios expertos reunidos en el simposio “El arte de tratar la hiperuricemia en pacientes con gota”, celebrado en el marco del XLV Congreso Nacional Sociedad Española de Reumatología (SER @SEReumatologia) con la colaboración con la compañía farmacéutica Grünenthal (@Grunenthal_es).
Cristales de urato
Al acumularse ácido úrico alrededor del líquido sinovial de las articulaciones se originan cristales, lo que hace que la parte afectada se inflame. Esto da lugar a síntomas como dolor, hinchazón y además se presenta un aumento de temperatura en la zona.
No se conoce la causa, pero a medida que las personas son mayores se suele dar con más frecuencia. De igual modo, es más común en hombres, en mujeres tras la menopausia y en personas que bebe con frecuencia alcohol.
Hay una serie de enfermedades a las que se asocia como es el caso de diabetes, enfermedad renal, obesidad o leucemia y otros cánceres de sangre, entre otros.
Según datos presentados en el simposio el 20% de las personas afectadas no son diagnosticadas hasta que han pasado al menos previamente cuatro ataques de gota como mínimo, y el 11% llega a perder el empleo o se jubila a consecuencia de la misma.
Diagnóstico y tratamiento
Por ello se hace necesario perfeccionar los métodos diagnósticos, indican los expertos. Según la doctora Francisca Sivera, del Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario Elda (Alicante), lo más apropiado sería identificar los cristales de urato a través del microscopio y en una muestra de líquido de la articulación, porque así se “evitan errores”. “Mientras no bajemos el ácido úrico en sangre, los cristales persisten, e incluso, crecen en número y tamaño, provocando una inflamación constante”.
Los cristales son los que provocan daños en los huesos al producirse episodios repetidos de artrosis o tofos, que son depósitos voluminosos de los cristales, lo que acaba perjudicando las articulaciones y puede limitar el movimiento. De hecho, el 67% de los pacientes asegura que la gota afecta a su capacidad de andar. Del mismo modo, estos depósitos aumentan la posibilidad de tener un infarto o un ictus. Además, dificulta la función de los riñones lo que empeora el pronóstico de insuficiencia renal.
Actualmente la hiperucemia (aumento de la cantidad de ácido úrico en la sangre) se aborda a través de tratamiento farmacológico. Por un lado hay medicamentos que inhiben la formación de ácido úrico, y por otro, están los que ayudan a su expulsión a través de los riñones.