Mariola Báez
Medicina preventiva
Las patologías oculares más frecuentes en personas mayores por las que es importante una revisión
Acudir al oftalmólogo una vez al año puede prevenir la aparición de enfermedades asintomáticas
Son las más peligrosas, porque cualquier persona que sienta algún tipo de molestia o dolor en sus ojos o note que está sufriendo una evidente pérdida de visión acudirá inmediatamente al especialista. Sin embargo, ¿qué pasa si no detectan nada pero hay alguna patología que ha comenzado a desarrollarse?
Por supuesto, no hay que ponerse en el peor de los casos, pero adoptar las medidas preventivas recomendadas por los médicos expertos es siempre una buena práctica. Una sencilla revisión anual de la vista garantiza tu salud visual y la detección precoz de cualquier patología para su rápido tratamiento.
Catarata senil y degeneración macular asociada a la edad, “enemigos” bajo control
Igual que hay enfermedades oculares que suelen aparecer y ser detectadas en la infancia o en la adolescencia, algunas congénitas, a medida que pasan los años y se produce un “desgaste” en nuestros ojos, estos pueden verse afectados por patologías específicas que suelen surgir a partir de los 60 años.
La degeneración macular asociada a la edad es un ejemplo claro. La Academia Americana de Oftalmología (@AcademyEyeSmart) explica que esta es una patología cuya causa principal es el propio envejecimiento. Afecta a la mácula, la parte de la retina responsable de la visión central y puede presentarse de dos maneras diferentes: la degeneración macular seca, la más común en el 80%-90% de los casos, o húmeda, poco frecuente pero peligrosa.
Además de la edad, la hipertensión, el tabaco y el sobrepeso son factores que incrementan el riesgo de padecerla. Existen distintos tratamientos farmacológicos y quirúrgicos cuya eficacia depende, en gran medida, del diagnóstico precoz. Esta enfermedad, según datos de la Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra), es la principal causa de ceguera en mayores de 60 años.
Su nombre, catarata senil, ya deja claro que se trata de una dolencia prevalente en las personas de más edad, cuya mayor incidencia se registra entre los 65 y los 70 años, como detalla la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE). Esta patología implica que el cristalino, esa lente que tenemos detrás de la pupila, va perdiendo su propia transparencia y hace que la visión se vuelva borrosa. Tras un completo estudio, el tratamiento quirúrgico es la solución más utilizada por devolver al ojo la nitidez en la visión.
Presbicia y ojo seco, dos dolencias de sencillo tratamiento
La presbicia también tiene que ver con el cristalino, pero no con su mayor o menor transparencia, sino con la flexibilidad que generalmente va perdiendo con los años. Es lo que comúnmente llamamos vista cansada y suele mostrar sus primeros síntomas entorno a los 40 años. Si la sufres desde hace tiempo, probablemente utilizarás gafas o lentillas.
Una revisión oftalmológica va a permitir estudiar su avance e indicar la necesidad, o no, de un cambio de lentes o incluso barajar la posibilidad de una intervención quirúrgica para corregirla.
El síndrome del ojo seco es propio de las personas de más edad. Puede resultar muy molesto porque produce picor, escozor y la sensación de “tener algo en el ojo”. El motivo es que la superficie ocular no se encuentra lo suficientemente lubricada por la ausencia de lágrimas. Con gotas específicas suele corregirse, pero puede que el oftalmólogo considere necesario realizar alguna prueba que confirme que no existe obstrucción en el conducto del lagrimal.
¿Cómo es una revisión rutinaria con el oftalmólogo?
Hemos señalado únicamente las patologías que adquieren mayor prevalencia a medida que cumplimos años, pero hay que recordar que no son las únicas. Por ejemplo, en el caso de las personas con diabetes, la revisión anual es una cita obligada por el riesgo de sufrir retinopatía diabética.
El examen ocular, que realiza el especialista en la clínica o consulta, siempre va a depender del historial médico y las patologías existentes que haya que controlar. Además, es el momento de comentar cualquier molestia o anomalía que hayas podido notar en tus ojos. Aunque cada revisión es personalizada, entre las pruebas comunes que se llevan a cabo no suelen faltar:
- Prueba de agudeza visual. Consiste simplemente en intentar leer una serie de letras, con o sin lentes, a varias distancias para comprobar un posible avance de la presbicia, y si tienes miopía, un aumento de dioptrías.
- Tonometría. Mide la presión intraocular que tiende a aumentar en edades avanzadas. Mantenerla bajo control es esencial para evitar el temido glaucoma, que puede dañar el nervio óptico y afectar seriamente a la capacidad de visión.
- Prueba de fondo del ojo (Oftalmoscopia). Permite al oftalmólogo, mediante el uso de una lámpara de hendidura, ver con detalle la estructura interna del globo ocular, para descartar cualquier patología que pueda afectarle. Con especial atención a la retina, al nervio óptico y a los vasos sanguíneos.
Además, el médico realizará una exploración externa del ojo comprobando el estado de los párpados, del lagrimal y también la musculatura interna, pidiéndote que muevas los ojos a derecha e izquierda y de arriba hacia abajo. Si detectase cualquier síntoma sospechoso, establecerá la necesidad de nuevas pruebas diagnósticas y si no lo considera oportuno, hasta el año que viene.