Teresa Rey
Medicina preventiva
Pautas y beneficios del ejercicio en personas con enfermedades neurológicas
Para las migrañas se aconseja reforzar la musculatura cervical, para el párkinson, tai chi o yoga
La Organización Mundial de la Salud es muy clara respecto a los aspectos positivos que aporta el ejercicio físico en el organismo. Es por ello, que recomienda realizar al menos 150 minutos a la semana de actividad física aunque sea de intensidad moderada a todas las personas mayores de 18 años. Uno de los órganos principales que se beneficia de la actividad es el cerebro y es por ello que quienes sufren alguna enfermedad neurológica deben tener en cuenta esta posibilidad dentro de sus pautas de tratamiento, tal y como explican desde la Sociedad Española de Neurología (SEN @seneurologia).
Bueno para la memoria y el aprendizaje
El doctor David Ezpeleta, portavoz del Grupo de Estudio de Humanidades de la SEN, explica que diversas investigaciones han demostrado que especialmente el ejercicio aeróbico estimula la neurogénesis, es decir, la formación de neuronas en el hipocampo, la región que participa, entre otras cosas, en la memoria y el aprendizaje. Al mismo tiempo, se trabajan otros aspectos como la motivación y el propio impulso o moverse, de modo que el mismo ejercicio “ayuda a vencer la pereza y se promueve a sí mismo, cerrándose un círculo virtuoso de enorme importancia para la salud”.
En cuanto a las enfermedades neurológicas, hay que destacar que hoy día la práctica de actividad física forma parte de programas de rehabilitación y neurorrehabilitación. Actualmente se recomienda como parte del tratamiento de muchas de ellas, pero con adaptaciones a cada paciente, aclara la doctora Nuria González-García, portavoz de la SEN.
Un deporte para cada patología
En el caso de las migrañas se ha constatado que tiene propiedades analgésicas a corto y largo plazo. Se recomiendan ejercicio para activar la musculatura cervical y de los hombros.
En pacientes con la enfermedad de Alzheimer, se habla de una posible ralentización en el proceso degenerativo de las neuronas que se da en esta patología o incluso de su posible ayuda en la prevención del declive cognitivo en situaciones preclínicas o iniciales. Si el deterioro cognitivo es leve, se aconseja hacer ejercicio físico al menos un par de veces a la semana.
Para los enfermos de epilepsia, los expertos recomiendan deportes colectivos y de contacto (fútbol, baloncesto o judo) o de raqueta, entre otras cosas porque en el caso de sufrir una crisis no se van a encontrar solos. Los estudios verifican que en los epilépticos la actividad les puede proporcionar una “posible reducción de las crisis y de las descargas epileptiformes interictales”.
El yoga, el tai-chi, el baile o el ejercicio aeróbico o de resistencia, que implique una mejoría de la velocidad de la marcha y se centren en el equilibrio postural, son idóneos en la enfermedad de Parkinson. Estos afectados muestran una mejoría de los síntomas motores y no motores, y en algunos casos se cree que hasta podría suponer una mayor supervivencia e incidir positivamente en la progresión de la enfermedad.
En el ictus, realizar determinados movimientos ayuda a la rehabilitación de manos y brazos, y también a la recuperación de la marcha.
La esclerosis múltiple experimenta mejoras sobre todo si se practican ejercicios aeróbicos y de resistencia, como la marcha o la bicicleta. También son buenas las tablas de mantenimiento de posturas o transferencias. Con estas opciones aprecia una evolución favorable en la velocidad de la marcha, la fatigabilidad y la espasticidad. Al mismo tiempo incide de forma positiva en la depresión, la calidad de vida y la fatiga, que se da en este trastorno.