Mariola Báez
Medicina preventiva
¿Qué es la disfagia y cómo tratarla para aliviar los problemas de deglución?
La dificultad para tragar alimentos es una patología que surge, especialmente, en edades avanzadas
La disfagia es una enfermedad que puede presentarse en distintas formas y con niveles variables de intensidad. En general se denomina así al conjunto de dificultades que una persona puede experimentar a la hora de realizar la correcta deglución de los alimentos, tanto sólidos como líquidos, incluida la propia saliva.
Este trastorno puede tener causas diversas. No reparamos en ello, pero hay que recordar que en el simple hecho de ingerir y tragar los alimentos, intervienen un número considerable de elementos de nuestro organismo, desde la lengua o el paladar, hasta la faringe, el esófago o el músculo esofágico inferior (esfínter). En cualquiera de ellos puede encontrarse el problema que provoca la disfagia. A esto hay que añadir las patologías de carácter neurológico (enfermedad de Alzheimer, Parkinson...) que también podrían desencadenarla.
Tipos de disfagia
Teniendo en cuenta estas consideraciones, la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) establece dos tipos principales de disfagia. La disfagia orofaríngea es la que está relacionada con la fase oral del proceso de deglución, es decir, la parte en la que masticamos y tragamos, haciendo que los alimentos pasen a la faringe. Por su parte, la disfagia esofágica tiene que ver con afecciones en el esófago, como podría ser una estenosis (estrechamiento) en dicho órgano o una alteración en el funcionamiento del músculo esofágico inferior, el que permite el paso del bolo alimenticio del esófago al estómago.
Patologías musculares en los órganos que intervienen en el proceso o presencia de otras enfermedades como: esofagitis, esclerosis múltiple, tumores orales o esofágicos, infecciones... pueden estar detrás de la disfagia permanente.
Cómo puede tratarse la disfagia
No hay que confundir esta enfermedad con un leve atragantamiento puntual. Cuando la disfagia es evidente, es necesario un tratamiento específico que la alivie o cure totalmente. La disfagia merma la calidad de vida porque el “miedo” a esa dificultad al tragar puede hacer que una persona mayor no ingiera todos los alimentos que necesita y finalmente sufra desnutrición y/o deshidratación. Además, no hay que olvidar el peligro que supone que los problemas de deglución provoquen un atragantamiento al pasar los alimentos a las vías respiratorias.
Tal como señala la Asociación Madrileña de Otorrinolaringología (AMORL), la disfagia oreofaríngea tiene un enorme impacto en la salud y la calidad de vida de quien la padece y es necesario diagnosticar en qué punto, entre la boca y el estómago, se encuentra el problema.
Cada tipo de disfagia requiere un tratamiento específico. Ante los primeros síntomas: frecuentes atragantamientos, dolor al tragar, tos, sensación de que la comida “no pasa”, reflujo… es importante acudir al especialista que realice las pruebas que confirmen el diagnóstico.
Dependiendo del tipo de disfagia, puede ser necesario un tratamiento farmacológico que alivie las molestias o una endoscopia con dilatación neumática que elimine o reduza una estenosis esofágica. En los casos leves, el médico puede recomendar una dieta texturizada que haga más fácil el paso de los alimentos y, en algunos de los más graves, puede ser necesario algún tipo de intervención quirúrgica.