Teresa Rey
Medicina preventiva
Qué hay que tener en cuenta al comprar una silla de ruedas
Hay que tener presente el uso que se le va a dar, el tipo de dolencia y la economía particular
Escoger una silla de ruedas puede resultar algo complicado, pues antes de decantarse por un modelo u otro hay que considerar varios aspectos: el uso que se le va a dar, el tipo de trastorno que afecte, así como la economía particular de cada uno. A quien primero debemos preguntar es a nuestro médico, rehabilitador o fisioterapeuta, que es quien mejor va asesorarnos respecto a la dolencia que tengamos.
El tamaño y la propulsión
Una de las primeras cosas a considerar es el tamaño de la silla de ruedas, que debe ajustarse a la complexión de la persona que la vaya a usar. No obstante, muchas de ellas se pueden regular en cuanto a altura, anchura y profundidad. Normalmente las medidas son estándar y las hay de 40 cm de ancho, recomendables para personas que pesen alrededor de los 60 kilos, mientras que para pesos superiores lo recomendable es adquirir una de 45 cm.
Después, es importante saber por dónde la vamos a utilizar, solo por casa, para la calle o para ambos sitios. Las hay para interior, exterior o mixtas.
En la elección de la silla de ruedas también hay que tener en cuenta la capacidad del paciente a la hora de autopropulsarse, algo que está vinculado al tipo de trastorno que presente. Si se tiene suficiente autonomía para hacer el empuje sin ayuda, lo aconsejable es que las ruedas traseras sean grandes. Esto facilitará la movilización del paciente que se sentirá más autorrealizado al poder efectuar el movimiento por sí mismo. Estas se recomiendan para exteriores o para usos mixtos.
En el caso contrario, las ruedas de atrás tendrán que ser pequeñas y será necesario que alguien empuje y contribuya al impulso de la silla. También son las más apropiadas para interiores.
Al mismo tiempo, debemos considerar el material del que esté hecho el dispositivo, pues cuanto más ligero sea, más facilidad de manejo tendrá. Podemos encontrar sillas de aluminio, que son las más ligeras y resistentes, pero las más caras. Después están las de acero, que resultan ser las más pesadas aunque aguantan más kilos y económicamente son más rentables. También hay una opción intermedia, las de acero ligero, algo menos pesadas que las de acero tradicional.
Manuales o eléctricas
Por último, en el mercado disponemos de sillas de ruedas manuales o eléctricas. Las manuales requieren de la habilidad del paciente para moverlas por sí mismo o si son mixtas podrán ser impulsadas también por el cuidador, así como las de las ruedas traseras pequeñas, que solo puede manejarlas una persona ajena al paciente de forma manual.
Las sillas eléctricas están recomendadas para aquellas personas que poseen importantes problemas de movilidad, pero que son capaces de manejar un sistema eléctrico de propulsión que les permite desplazarse con autonomía.