Teresa Rey
Medicina preventiva
¿Qué ocurre cuando la parestesia u hormigueo en las extremidades es frecuente?
Es una sensación transitoria muy común, pero si es crónica puede deberse a un trastrono neurológico
En mayor o menor medida, gran parte de la población puede haber padecido parestesias en algún momento de su vida. Esto es así porque, en realidad, es la sensación de hormigueo o los pinchazos que se siente en las piernas, los brazos, los pies o las manos cuando se ejerce una presión sostenida sobre un nervio durante un tiempo. Esto es algo muy frecuente cuando permanecemos mucho rato sentados con las piernas cruzadas o si hemos dormido con el brazo bajo la cabeza, por ejemplo.
Si es crónica
Cuando sucede por este motivo, la parestesia es transitoria y desaparece al dejar de presionar el nervio. El verdadero problema surge cuando es crónica, porque suele ser consecuencia de alguna enfermedad neurológica o porque un nervio ha sufrido algún traumatismo que lo ha alterado.
Así, este entumecimiento es muy común en trastornos relacionados con el sistema nervioso central, como los accidentes cerebrovasculares, los ataques isquémicos transitorios, la esclerosis múltiple o la encefalitis, junto a otros. También en el caso del síndrome del túnel carpiano, donde ocurren atrapamientos de nervios y surgen síntomas de adormecimiento o parestesia con dolor, debido a la afectación de los nervios periféricos.
En ocasiones, el entumecimiento es generado por la picadura de algún insecto o las mordeduras de animales, la carencia de vitamina B12 u otros micronutrientes, el consumo de algunos fármacos, la radioterapia o la quimioterapia, una infección por herpes zóster, por presión en los nervios raquídeos a raíz de una hernia discal o de los nervios periféricos por infecciones varias, tumores o tejido cicatricial.
En la esclerosis múltiple
En el caso concreto de la esclerosis múltiple, las parestesias persistentes son frecuentes. En esta patología, cualquier categoría de sensibilidad, ya sea superficial o profunda, puede verse alterada. Por eso, este fenómeno sucede habitualmente junto a constricciones en la zona del tronco o las extremidades, que a veces se acompañan de una reducción de la sensibilidad térmica.
Por tanto, cuando esta sensación se produce de forma recurrente, será necesario realizar un examen que determine cuál es la causa subyacente que la origina. Para dar con ella, el médico nos tendrá que realizar diversas pruebas que contrasten el diagnóstico definitivo. Solo así se podrá establecer el tratamiento adecuado que también estará vinculado a la gravedad de los síntomas.