Carlos Losada
Medicina preventiva
¿Qué es la osteoartritis y cómo afecta a las personas mayores?
La principal causa es el desgaste de los cartílagos que hay en nuestras articulaciones
La osteoartritis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que generalmente se debe al desgaste del cartílago de esta. Cuando este no realiza bien su función, los huesos terminan sufriendo una fricción entre sí, lo que da lugar a síntomas como el dolor, la rigidez e incluso la incapacidad de movimiento.
Al tratarse de articulaciones, lo más habitual es que la osteoartrosis afecte a las manos (tanto en las muñecas como en los dedos), el cuello, la zona dorsal de la espalda, las caderas y las rodillas. Eso sí, no todas las personas sufren sus estragos del mismo modo, ya que algunas pueden experimentar un mayor dolor, mientras que otras simplemente encontrarán un impedimento en el movimiento.
Lo que sí está claro es que a partir de los 50 años es cuando suele aparecer (el cuerpo ya lleva un importantes desgaste) y que las mujeres la padecen con mayor frecuencia que los hombres.
Síntomas de la osteoartritis
Según la Arthritis Foundation, los síntomas más comunes son “dolor o rigidez en las articulaciones luego de periodos de inactividad o uso excesivo; sensación rasposa o de agarre durante el movimiento de la articulación, y crecimientos óseos en las orillas de las articulaciones involucradas”.
A estos podríamos añadir además una mayor sensibilidad en la zona cuando se ejerce presión, una paulatina pérdida de flexibilidad e inflamación en los tejidos blandos que rodean a la articulación afectada. Cuando alguno de estos síntomas aparecen, lo más recomendable es acudir al médico para que determine la causa, lleve a cabo un diagnóstico y decida cuál debe ser el tratamiento para que el malestar remita en la medida de lo posible.
Posibles causas
Aunque la principal causa de la osteoartrosis es el desgaste de los cartílagos de las articulaciones por el paso del tiempo, existen algunas razones para saber por qué ha aumentado el riesgo de padecer tales dolencias:
- Genética. Hay personas más propensas a sufrir esta enfermedad por simple herencia genética.
- Sobrepeso. Un exceso de peso hace que las articulaciones de la cadera y las rodillas sufran mucho más y tengan que hacer un mayor esfuerzo en cada movimiento. Si a esto le unimos que los tejidos grasos pueden ser causantes de inflamación, nos encontramos con una de las explicaciones más habituales para padecer artrosis.
- Lesiones en las articulaciones. Cuando se ha tenido una lesión grave -aunque fuera hace muchos años-, el riesgo de padecer esta enfermedad es más elevado, ya que es posible que no sanara bien o que algunas partes quedaran dañadas.
- Uso constante y excesivo de una articulación. Si tiendes a realizar una actividad que repercuta directamente en una articulación, el riesgo de padecer osteoartrosis se incrementa exponencialmente.
- Falta de actividad física. Tanto si se utiliza en exceso como si apenas se mueven, las estructuras óseas tenderán a sufrir.
Cómo se lleva a cabo el diagnóstico
Aparte de delimitar las causas de que haya aparecido un episodio de este tipo, el médico especialista podrá basarse tanto en el historial clínico del paciente, como en pruebas como las radiografías y las resonancias magnéticas para cuantificar el grado de la enfermedad. Además, también tendrá a su disposición la opción de realizar análisis de sangre (para saber si se trata de otros problemas como la artritis reumatoide) y de líquido sinovial (de cara a detectar la inflamación).
Tratamiento y terapia
Como es evidente, el tratamiento dependerá de la gravedad de los síntomas que se presenten en el paciente, aunque básicamente tratará de conseguir que el dolor desaparezca y que la articulación se pueda mover mejor.
- Fármacos. Una de las opciones del tratamiento pasa por la administración de medicamentos como el parecetamol o los antiinflamatorios que no llevan esteroides, aunque será el médico quien decida cuándo y cómo los deberá tomar el paciente.
- Terapia. La ayuda de un fisioterapeuta es una posibilidad acertada para que el paciente mejore. Este especialista no solo trabajará con él las zonas dañadas, sino que además le ilustrará sobre los ejercicios que deberá realizar con el objetivo de que la articulación vaya recuperando la flexibilidad perdida. En este caso también es importante seguir a rajatabla las recomendaciones que dé, como es el caso de hacer actividades físicas moderadas o no ganar peso que pueda repercutir en la recuperación de la osteoartrosis. Y es que, tal y como explican en la citada Arthritis Foundation, aproximadamente por cada medio kilo de peso que se pierde, la carga en la rodilla se reduce dos kilos en cada paso, lo que supone una buena muestra de la importancia de no engordar.
- Operaciones. Si los anteriores tratamientos no frenan el dolor de las articulaciones provocado por esta artrosis, el especialista puede optar por otros procedimientos como las inyecciones de cortisona que alivien el dolor, las inyecciones para conseguir una mejor y mayor lubricación, la realineación de los huesos mediante una osteotomía o incluso el reemplazo articular a través de una artroplastia en la que se eliminen las superficies dañadas y se cambien por piezas hechas de plástico y metal.