Teresa Rey
Medicina preventiva
Qué suponen las alteraciones en la saturación de transferrina para la salud de los mayores
La transferrina es una proteína que transporta por la sangre el hierro que ingerimos en la dieta
La transferrina es una proteína que se encarga de transportar por la sangre el hierro que tomamos a través de los alimentos. Cuando tras realizar un análisis específico se encuentran alteraciones en la misma, puede significar que detrás hay algún tipo de trastorno vinculado con la absorción de este mineral escondiendo por ejemplo una anemia, lo que puede traducirse en un aumento de la debilidad, en el caso por ejemplo de las personas mayores.
Su relación con el hierro
Esta proteína se sintetiza en el hígado, y se encarga de que el hierro se deposite en distintas zonas del cuerpo. El sobrante se almacena en determinados tejidos en forma de ferritina. La cantidad de esta transferrina en sangre depende de la función hepática y del estado nutricional del paciente.
Si hay pocas reservas de hierro o estas se agotan, el hígado reacciona produciendo más transferrina para conseguir más cantidad de este, pero si por el contrario los niveles de hierro son demasiado elevados, se produce una disminución de esta proteína. En ambos casos, el organismo nos está indicando que algo no marcha bien.
Cuando es alta indica que no hay suficiente cantidad de hierro en nuestro cuerpo. Los valores normales de esta sustancia se sitúan entre los 300 y 360 mcg / dL, de modo que en el caso de estar por encima es que tenemos este problema.
Con otra prueba, la saturación de transferrina, se puede saber si esta es correcta. En concreto mide la si realmente todos los puntos que pueden contener hierro en esta proteína están funcionando bien. Así, si las cantidades se sitúan entre el 20% y el 50%, el resultado es normal, pero si la saturación es alta, aumentará hasta un 90%, lo que nos mostrará que tenemos demasiado hierro.
Cuando es alta o baja
En el caso por tanto, de que superen los valores normales puede deberse a una alimentación deficiente en este mineral, poseer una infección o enfermedad crónica como la enfermedad de Crohn, úlceras por sangrado del tracto intestinal o tumores, o menstruaciones muy abundantes. Los síntomas son dolor de cabeza, cansancio extremo, falta de concentración o mal humor, a consecuencia de la anemia.
Igual de negativo es tenerla baja, ya que puede afectar a la producción de hemoglobina y generar anemia, o también puede indicar algo más grave como enfermedad hepática. Puede deberse igualmente a una dieta demasiado rica en hierro, una infección o enfermedad renal, entre otros. En esta condición sentiremos dolor articular, debilidad o fatiga, pérdida de peso o apetito sexual, o dolor en el abdomen.
Para ambos trastornos se pueden adoptar distintas actuaciones basadas en introducir modificaciones en la dieta. No obstante, el médico evaluará si hay otro motivo detrás y si es necesario abordar el trastorno en su globalidad.