Victoria Herrero
Medicina preventiva
¡Cuidado! Estos son los síntomas que pueden avisar de una posible neumonía
Tos, dolor torácico y fiebre son las señales más comunes de esta infección respiratoria
Neumonía: una infección que, como recuerdan desde la Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra), se aloja en el pulmón debido a la incidencia de un numeroso grupo de microorganismos como pueden ser virus, hongos o bacterias. Una patología respiratoria que, como confirman estos responsables sanitarios, se puede presentar en el día a día (que es lo que se conoce como Neumonía Adquirida en la Comunidad) o cuando una persona se encuentra en un centro sanitario y se puede contagiar de dichos patógenos (es la neumonía hospitalaria).
Entre estos gérmenes el más común es el conocido neumococo (Streptococcus pneumoniae) que es la principal bacteria que se encuentra detrás del origen de la neumonía.
Síntomas de la neumonía
Tos con expectoración (a veces incluso se observan restos de sangre); dolor torácico y fiebre acompañada de escalofríos son las señales más evidentes que apuntan a que algo no marcha como debería en los pulmones.
Esta sería la sintomatología más común y que más se repite en casos de neumonía, pero también hay otras muestras evidentes que responden a los casos más atípicos. En este último caso también se presenta un malestar general, molestias musculares, dolor de cabeza y hasta cuadros (no demasiado graves) de vómitos, diarreas y náuseas como explican desde el centro sanitario navarro.
Incluso si el paciente es una persona de edad avanzada, los médicos pueden observar también cómo se desencadena una alteración del comportamiento debido a esta infección respiratoria. Es más, si se complica la situación se puede dar lugar a que los mismos virus o bacterias que han provocado la neumonía se trasladen al torrente sanguíneo y haya un riesgo elevado de que el paciente afectado pueda sufrir un shock séptico.
Esta es una de las complicaciones, pero hay más en casos de una neumonía que no remite: necesidad de contar con un respirador artificial ya que el paciente no puede hacerlo de manera natural o casos de derrame pleural (líquido que se acumula alrededor de los pulmones) que igual requieran de una intervención quirúrgica. También se puede dar un absceso de pus en estos mismos órganos del sistema respiratorio.
Así pues, las recomendaciones hablan de ir de manera urgente al médico (especialmente cuando se trate de una Neumonía Adquirida en la Comunidad) no solo si se tienen estos síntomas sino, especialmente, si se dan estas circunstancias:
- Si la fiebre persiste durante días sin remitir y además es alta (por encima de 39º).
- Si la tos tampoco mejora y además viene acompañada de pus.
- Cuando se trate de una persona mayor de 65 años o bien un menor de 2 que presente los síntomas antes apuntados.
- En el caso de pacientes que tengan el sistema inmunitario debilitado o que estén recibiendo algún tratamiento como puede ser la quimioterapia. También existe un mayor riesgo si se trata de población con enfermedades pulmonares crónicas, que padezcan diabetes, presenten señales evidentes de una mala nutrición, un abuso en el consumo de bebidas alcohólicas o complicaciones a la hora de deglutir.
Diagnóstico y tratamiento
Una vez se conoce el diagnóstico que establece que se trata de un caso de neumonía se activan los protocolos y tratamientos para paliar la afección respiratoria. Si, por ejemplo, es una Neumonía Adquirida en la Comunidad y presenta una incidencia leve, incluso el afectado puede recibir la propia medicación en su casa. Un tratamiento farmacológico que en la mayoría de los casos curará la infección al cabo de unos días o unas semanas.
Pero, como todo, el protocolo que se establezca en cada caso dependerá de la gravedad del diagnóstico, el tipo de neumonía ocasionada, así como de la edad del paciente y del estado de salud general previo a la patología respiratoria. Sabiendo esto entre las opciones posibles se encuentra la administración de antibióticos para frenar la acción de las bacterias, otros medicamentos para reducir y eliminar la tos, además de analgésicos para aliviar el malestar y la fiebre que acompaña a la neumonía.
Solo en casos de mayor riesgo de complicación se podría considerar la oportuna y necesaria hospitalización del enfermo. Esto es, cuando el paciente afectado tenga una edad avanzada, si nota episodios de confusión mental, si la infección también está haciendo mella en la correcta función de los riñones o si se acelera la respiración. Pero también sería esencial permanecer en un centro hospitalario si la temperatura es más baja de lo normal, la persona tiene dificultad para respirar o se está resintiendo su frecuencia cardíaca.
Mejor prevenir que curar
La prevención es una de las mejores herramientas que se tiene para evitar un buen número de patologías y enfermedades. Así pues, para no tener que pasar por una neumonía, los expertos antes mencionados hablan de la importancia de vacunarse (para algunos tipos de neumonía y la gripe). Además, otras pautas recomendables en esta ocasión son una buena higiene sobre todo en lo concerniente a las manos, dejar para siempre el nocivo hábito de fumar (un factor de riesgo considerable), así como mantener las defensas fuertes. En este último punto, un sistema inmunitario reforzado se consigue con una alimentación sana, un descanso óptimo, algo de deporte de manera regular y llevar una vida alejada de todo estrés posible.