Teresa Rey
Medicina preventiva
Qué medidas pueden adoptar los mayores para prevenir la ateroesclerosis
El control de la dieta y el peso e intentar dejar de fumar ayuda a tener las arterias sanas
La arterioesclerosis o ateroesclerosis es una enfermedad que se produce por la acumulación de grasa en las arterias, lo que afecta a la circulación sanguínea y además aumenta el riesgo de que se produzcan obstrucciones en las mismas. Es una patología de la que conviene prevenirse ya que es causa de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, en especial a medida que se envejece.
Se desarrolla lentamente, de hecho puede iniciarse a edades tempranas sin presentar síntomas e ir incrementándose con la edad de modo que las primeras manifestaciones clínicas suelen darse en los mayores de 45 años, aumentando el riesgo a medida que se cumplen años. Además, es más frecuente en hombres. “En España, casi la mitad de las muertes que acontecen cada año se producen por la arterioesclerosis”, apuntan desde la Sociedad Española de Arterioesclerosis (SEA).
Disminuir el colesterol
Por todo lo dicho es necesario prevenirla. La mejor manera de hacerlo es conocer los factores de riesgo, pues muchos de ellos son los principales desencadenantes. Sabiendo cuáles son algunos de estos sabremos cómo evitarla a su vez.
Uno de los principales causantes de este trastorno es la presencia de colesterol en la sangre. En concreto, de un colesterol LDL “malo” demasiado alto, y por el contrario de un colesterol HDL o “bueno”, que se encuentre a niveles bajos.
El colesterol es una sustancia que el cuerpo necesita pues interviene en diferentes procesos fisiológicos y otros aspectos. Sin embargo, si tenemos una dieta inadecuada con abundantes grasas saturadas, favoreceremos su incremento y tenderá a acumularse en las arterias.
La mejor manera de prevenir un aumento del colesterol malo es cuidando la alimentación. Se tiene que disminuir sobre todo el consumo de alimentos ultraprocesados que son los que poseen más grasas saturadas poseen.
Cuidado con los triglicéridos
Los triglicéridos altos son también un elemento de riesgo. Estos forman parte de las grasas y constituyen la principal reserva energética del organismo. Las concentraciones normales de estos no deben sobrepasar los 150 mg por decilitro de sangre porque su acumulación de incrementa a su vez el riesgo de arterioesclerosis y tiene las mismas consecuencias que tener un colesterol LDL elevado.
Si la alimentación que mantenemos es incorrecta estas sustancias tienden a almacenarse en el tejido adiposo y podemos llegar a presentar sobrepeso u obesidad. Al consumir productos con muchas calorías y poco saludables, el organismo se vale de estas calorías para obtener la energía y el resto las va guardando. Así pues, de nuevo la alimentación se torna clave para no llegar a esta situación. ¿Qué alimentos necesitamos incorporar en la dieta? Verduras, frutas y hortalizas, y en general productos saludables como los que configuran por ejemplo la dieta mediterránea.
Vigilar la hipertensión
La hipertensión o tensión arterial alta provoca que la presión de la sangre de las arterias se encuentre más alta de lo normal. Esto facilita que el colesterol y los triglicéridos se depositen en sus paredes con lo que esto supone con el tiempo.
Esta condición no genera síntomas la mayoría de las veces, en todo caso dolores de cabeza y mareos en algunas ocasiones. A día de hoy se puede tratar con fármacos, pero antes de llegar a ello hay otras medidas que podemos adoptar.
De nuevo la dieta es fundamental. En este caso concreto se aconseja reducir el consumo de sal, además de seguir las pautas alimentarias indicadas en los dos apartados anteriores. De igual modo, se recomienda hacer ejercicio físico con regularidad.
Obesidad y sobrepeso bajo control
Tanto si tenemos tendencia a subir de peso con unos pocos kilos por encima de lo recomendado según nuestra altura, complexión y sexo, como si presentamos obesidad, debemos intentar controlar ambas situaciones.
La obesidad implica una acumulación de grasas que como ya hemos indicado no es buena para las arterias. Además, se asocia a hipertensión, dislipemia o alteraciones de colesterol y triglicéridos, y diabetes, todos ellos factores de riesgo para el desarrollo de arterioesclerosis.
Es cierto que existen personas más propensas que otras a presentar estos problemas, pero lo cierto es que a día de hoy tanto la obesidad como el sobrepeso son dos importantes trastornos de salud muy relacionados con los hábitos de vida, tal y como indican los expertos. Así pues, para prevenirlas las recomendaciones van en la misma onda que en los casos anteriores: alimentación sana y equilibrada, y práctica diaria de ejercicio físico, pues el sedentarismo es uno de los principales motivos del aumento de peso.
Dejar de fumar
El tabaco y sus derivados constituyen una de las principales causas de las obstrucciones de las arterias. Sus compuestos son tóxicos y altamente nocivos para la salud de los pulmones, pero al mismo tiempo propician otros factores de riesgo vascular.
Fumar provoca cambios en los lípidos de la sangre y en las lipoproteínas que son las sustancias que transportan el colesterol en la sangre. Diversos estudios han demostrado que los fumadores poseen más concentraciones en sangre de colesterol malo o triglicéridos, y menos cantidad de colesterol HDL, con respecto a los que no lo son.
La conclusión, por tanto, es que dejar el tabaquismo es una excelente manera de prevenir esta patología. Asimismo, según la SEA, abandonar este hábito disminuye el riesgo cardiovascular entre un 35% y 40%.