Victoria Herrero
Medicina preventiva
La peligrosa sepsis: causas, síntomas y prevención en el caso de las personas mayores
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Domingo 22 de diciembre de 2019
ACTUALIZADO : Lunes 19 de julio de 2021 a las 14:03 H
6 minutos
La incidencia de esta enfermedad letal es 13 veces mayor entre las personas mayores de 65 años
Hoy conoceremos el origen, los síntomas y los tratamientos para una enfermedad potencialmente letal, ya que puede desencadenar diferentes daños a nivel multiorgánico: la sepsis. ¿Cómo aparece?
Antes de llegar a ese desenlace dramático, el cuerpo intenta luchar ante una infección que se ha producido y, para ello, libera una serie de sustancias químicas en la sangre. El problema viene cuando esa respuesta del cuerpo se descompensa. El momento más dramático, una presión arterial que disminuye de forma drástica y sin control, hasta el punto de que puede causar el fallecimiento de esa persona debido a un fallo generalizado en algunos de los órganos más importantes.
¿Es especialmente grave cuando hablamos de una persona mayor? Sí, ya que se trata de uno de los grupos de población que tiene más riesgo ante esta patología, como también es el caso de las mujeres embarazadas, los niños que no han cumplido todavía el año o las personas que tengan el sistema inmunitario debilitado o con enfermedades crónicas.
Además, es importante saber que su aparición suele estar relacionada con la hospitalización de esos pacientes que son más propensos a padecer las infecciones más comunes en el caso de una septicemia: una neumonía, así como infecciones digestivas, del sistema urinario o del torrente sanguíneo, desencadenadas por todo tipo de bacterias, virus u hongos.
Pacientes que, cuando son mayores, tienen una mayor probabilidad de mortalidad por una sepsis que por un infarto o un cáncer de páncreas o colon, como alertan desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria). Y es que, según estos expertos, la incidencia de la sepsis es 13 veces mayor entre los mayores de 65 años.
Las primeras señales de alarma
Siempre y cuando la detección de esta patología sea temprana, el tratamiento con antibióticos y otro tipo de fármacos de aplicación intravenosa resultan eficaces a la hora de mejorar esa perspectiva futura. Puede que, incluso, según el tipo de infección desencadenante sea necesaria una intervención en el quirófano. Por ello, resulta clave estar atentos a las señales más evidentes cuando se produce una sepsis:
- Si esa persona sufre un cambio en su estado mental y se encuentra desorientado.
- Cuando se toma la presión arterial y la cifra superior es menor o igual a 100 milímetros de mercurio.
- Si la frecuencia respiratoria de ese paciente se encuentra igual o por encima de 22 pulsaciones por minuto.
A esa sintomatología se suman otras evidencias que quizás comprendamos mejor, como puede ser una disminución de la cantidad de orina al ir al baño, manos y pies fríos o un pulso cardíaco más acelerado de lo normal.
Cuando la enfermedad se presenta sin que falle ningún órgano, estaríamos en un cuadro de sepsis generalizado, pero puede empeorar cuando aparecen estos signos y la tensión arterial falla. Si esto sigue sin remedio, estamos ante un grave problema para los mayores, ya que puede producirse un choque séptico muy peligroso debido a una serie de cambios en el organismo que no guardan un patrón normalizado.
Y eso ocurre cuando, por ejemplo, en el cuerpo hay un elevado nivel de ácido láctico en sangre (es decir, las células no están empleando el oxígeno que necesitan como deberían) o bien se necesita administrar una mayor dosis de medicamentos para que la presión arterial no baje de los 65 milímetros de mercurio.
¿Se puede prevenir la septicemia?
Tal y como indican desde la Organización Mundial de la Salud (@WHO), es posible. Para ello se puede incidir en la prevención, en la medida de lo posible, para evitar las infecciones asociadas a un mayor riesgo de sepsis, o bien adelantándose a la evolución fatal que pueda tener esta patología. En el primer caso, estas son algunas medidas que las personas mayores pueden llevar a cabo de forma sencilla:
- Mantener una higiene adecuada para evitar las infecciones relacionadas con el sistema digestivo o urinario. En esto juega un papel importante contar con agua potable y unos servicios de saneamiento de calidad.
- Es recomendable preparar nuestras comidas de una forma segura, además de seguir una buena alimentación para fortalecer nuestro sistema inmunitario.
- Con especial atención en las poblaciones de riesgo ante una septicemia, como es el caso de los mayores, resulta obligatorio que estas personas estén al día de las vacunas pertinentes.
Además, cuando los mayores están hospitalizados o viven en residencias, es necesario que los profesionales realicen los protocolos pertinentes en la prevención de esas infecciones. Profesionales que tienen buena parte de responsabilidad a la hora de frenar el avance de esta letal enfermedad.
“La forma más eficaz de evitar una sepsis es que, una vez que se ha presentado el cuadro de la infección de origen, se trate a los pacientes sospechosos de forma precoz y correcta para evitar que el organismo actúe en defensa y pueda desencadenar una respuesta inflamatoria sistémica”, recuerdan desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (@SEMES_).