Victoria Herrero
Medicina preventiva
¿Por qué me puede salir un doloroso flemón? Primeros auxilios caseros
Hablamos de una infección provocada por una caries, una pulpitis o un tipo de enfermedad periodontal
Si ya de por sí todo lo que venga asociado a un dolor de muelas se convierte en algo molesto, y en ocasiones insoportable, tener un flemón hace que esa afección bucal sea más complicada de llevar.
Hablamos de un tipo de absceso dental en forma de una bolsa de pus que está infectado. Una infección que suele proceder de un diente o una muela, en su raíz para ser más precisos, y cuyo origen se encuentra en una caries, una enfermedad periodontal o por causa de una pulpitis. En este último caso nos referimos a una inflamación del nervio del diente que puede llegar a ser de tal gravedad que incluso se puede llegar a perder esa pieza dental.
Así pues, cuando estamos ante la aparición de un flemón se pueden distinguir dos tipos de abscesos. Por un lado, aquellos que son de origen dental, del mismo nervio del diente, y por otro de tipo periodontal, es decir, el origen se encuentra en las encías. Sea como fuere y teniendo esto en cuenta siempre es necesario abordar ese problema dental ya que puede dar lugar a problemas más o menos graves.
"Un absceso, en según qué zona, puede complicarse y puede provocarnos una bacteriemia, es decir, una entrada de bacterias en la sangre y causar una sepsis, una infección generalizada. Y, si no actuamos rápido, en última instancia, puede causar la muerte", detallan desde el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Cataluña (@COECoficial) en relación a la necesidad de tratar esa infección dental.
La característica inflamación de la mejilla
La deformación de esa parte de la cara es la señal más evidente de que una persona tiene un flemón, pero este abultamiento viene acompañado de otra serie de síntomas que no se ven a simple vista y que son los que verdaderamente convierten esos días en un "suplicio" para esa persona que lo sufre. Hablamos de un dolor intenso de los dientes que sobre todo se intensifica cuando intentamos morder o masticar, sensibilidad cuando comemos alimentos fríos o calientes, mal aliento y en algunos casos incluso puede que tengamos algunas décimas de fiebre provocadas por esa infección dental.
Lo primero que uno piensa cuando lleva días con dolor en los dientes y se ha levantado con un flemón es pedir cita en el dentista para que le pueda poner un remedio. Así, ese tratamiento consiste sobre todo en diversos mecanismos y aplicación de fármacos para combatir y acabar con esa infección que ha provocado esa molestia y esa inflamación; sobre todo antiinflamatorios y antibióticos.
Cuando ese problema inicial esté solucionado, el dentista se ocupará de salvar la pieza dental, en otros casos es inevitable extraerla, y para ello se suele hacer una endodoncia, un empaste o una corona alrededor de ese diente. Así lo explican desde la Clínica Dental Ferrus & Bratos (@FerrusBratos).
Puedes hacer algo antes de ir al dentista
No decimos que no vayas al especialista, pero sí que es cierto que puedes seguir algunos remedios caseros para aliviar algunos de los molestos síntomas de un flemón. Pero recomendamos, al final tienes que ir sí o sí al dentista. Pero antes de ello puedes probar con:
- Sal y bicarbonato de sodio: si mezclas ambos elementos y aplicas esa pasta sobre el diente de forma cuidadosa con un bastoncillo de algodón, puede servirte para que se reduzca algo esa inflamación característica del flemón.
- Té negro: en este caso lo que nos sirve es coger la bolsa cuando está seca (es decir antes de meterla en la tetera o en la taza con agua hirviendo para prepararte una infusión). Gracias a las propiedades de esta variedad de té se puede combatir esa infección.
- Algo que te recomendará también el dentista es que te hagas enjuagues bucales por ejemplo de agua y aceite esencial de árbol de té. De esta manera te servirá como desinfectante para que la infección no avance a pasos agigantados.
- Otro de los remedios es hacerte estos enjuagues con agua con sal y ponerte algo de hielo en la mejilla para bajar esa hinchazón. Pero cuidado, ni te pongas el hielo directamente sobre el diente y tampoco encima de la piel. En este último caso envuelve ese elemento congelado en un trapo limpio y aplícatelo.
Entre los remedios caseros no está medicarse por iniciativa propia y sin contar con el consejo de tu profesional médico. Así que no te tomes los antibióticos a loco como si fueran "caramelos mágicos" que pudiesen acabar con esa infección de un plumazo.
Y recuerda. Ningún truco casero es comparable a unos buenos hábitos que empiezan por llevar una buena salud dental. Es decir, llevar una correcta higiene bucal, siguiendo unas revisiones periódicas con el dentista y evitando, en la medida de lo posible, todos aquellos alimentos que puedan dañar tu boca.