Victoria Herrero
Medicina preventiva
Los riesgos de la excesiva somnolencia diurna en personas mayores
Se trata de un trastorno del sueño que también recibe el nombre de hipersomnia
Echar una pequeña cabezada en el sillón después de comer es un gesto frecuente y muy saludable. Sin embargo, este hábito no es tan sano si se repite de manera continuada a lo largo de las horas del día, especialmente en el caso de las personas mayores.
Es lo que se conoce como la excesiva somnolencia diurna, que se define como la incapacidad permanente que puede tener una persona a la hora de estar despierta o en alerta durante el día. Es decir, son muy habituales los episodios en los que el afectado está dormido y eso, a la larga, produce una alteración del lógico funcionamiento diurno. Además, incide de forma negativa en diversos aspectos de la salud. ¿Cuáles son los más destacados?
Su posible relación con el alzhéimer
Conocido también como hipersomnia, este trastorno no solo se puede diagnosticar en la etapa infantil, sino que se observa igualmente durante la tercera edad. En esta ocasión, incluso hay un mayor peligro para la salud, tal y como han comprobado los profesionales de la Clínica Mayo (@ClinicaMayo) en un estudio que han llevado a cabo al respecto.
En dicho informe señalan que la somnolencia excesiva que se produce durante el día, siempre y cuando se observe en personas que no tengan demencia, podría estar detrás de la acumulación de una proteína cerebral que actúa como un marcador para el alzhéimer. Dicho de otro modo, esos episodios de sueño durante el día intervienen en que haya una mayor cantidad de beta-amiloide. Un componente que se manifiesta de manera precoz en algunas etapas iniciales de la patología neurodegenerativa mencionada.
Una conclusión a la que se llegó estudiando durante varios años alrededor de 300 pacientes con una edad media de 70 años. Así pues, como confirman los responsables de la investigación, pese a que se trata de un estudio observacional, estos resultados se deben tener en cuenta a la hora de estudiar las posibles causas que intervienen en la aparición del alzhéimer.
Más riesgos de la hipersomnia
Dicho estudio, al que se ha hecho alusión en líneas anteriores, puso sobre la mesa uno de los peligros asociados a este trastorno, pero hay otras consecuencias negativas para las personas mayores que sufren hipersomnia. Durante estos largos procesos de sueño, que no resultan reparadores ni hacen que el paciente descanse, se produce un deterioro del sistema cardiovascular, además de incidir de forma negativa en el peso de la persona. Y es que cuanto más se duerme, las células pierden parte de su capacidad de respuesta y esto aumenta la posibilidad de ganar unos kilos. Pero no solo eso, ya que incluso se puede desarrollar diabetes pues estos elementos esenciales no captan suficiente cantidad de glucosa.
Eso por no hablar de que a nivel articular y muscular, el estar tanto tiempo recostado puede provocar tensiones y dolores en el cuerpo, así como problemas de movilidad. Además, en una persona mayor que padezca hipersomnia y duerma tantas horas, el cuerpo y la mente no descansan correctamente y esto se traduce en fatiga, irritabilidad, pérdida sensorial y de la capacidad de concentración.
Causas y tratamientos de la excesiva somnolencia diurna
Un nivel alto de colesterol, un trastorno tiroideo, las primeras señales de una depresión o el efecto secundario de algunos fármacos pueden estar detrás de la hipersomnia. Y además de esas causas, una de las principales es la apnea del sueño que se produce cuando el aire no llega de manera correcta a los pulmones, debido a una interrupción del paso en la zona posterior de la garganta. Un problema que hace que una persona no disfrute de un sueño reparador.
En estas ocasiones y tras el diagnóstico confirmado por parte de un médico, se inicia el tratamiento más adecuado para cada situación, como recuerdan desde la Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra). Por ejemplo, explican estos profesionales, si el origen obedece a un fármaco, el primer paso es que el médico interrumpa la administración del mismo. A continuación, y si la situación persiste, se pueden analizar otras señales o patologías que puedan provocar esa hipersomnia. Y es que además de los factores ya referenciados, algunas enfermedades respiratorias, metabólicas o hepáticas pueden ser los causantes.
Si, por el contrario, se descartan todos estos desencadenantes, puede ser entonces una enfermedad propiamente del sueño. En este caso, se llevan a cabo diversas pruebas para confirmar el resultado final. Un resultado que también determinará el procedimiento a seguir para corregir dicha afección. Por ejemplo, si se recurre a la medicación, se pautarán diferentes fármacos según la gravedad de los síntomas, desde estimulantes suaves a otros más fuertes con derivados anfetamínicos.
Además, los especialistas de las Unidades del Sueño recomiendan algunos cambios en los hábitos para que sean más saludables en este sentido. Es el caso de llevar un ritmo de vida con horarios de sueño más normalizados o evitar las comidas copiosas, sobre todo antes de irse a la cama por la noche. También es aconsejable practicar algo de deporte para mejorar el descanso nocturno y evitar ciertos medicamentos que puedan alterar los patrones.