Mariola Báez
Medicina preventiva
Reacciones adversas frente a medicamentos, ¿qué hacer y cómo prevenirlas?
La respuesta anómala a un fármaco es un problema que afecta especialmente a las personas mayores
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) señala que el riesgo de sufrir reacciones adversas a los medicamentos aumenta con la edad por distintos motivos, principalmente, por los cambios asociados al propio envejecimiento y también porque es frecuente la toma de distintos fármacos para tratar más de una dolencia o enfermedad, hasta 4 o más diarios, algo que se conoce como polimedicación
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) considera como Reacción Adversa a un Medicamento (RAM) cualquier respuesta nociva y no intencionada frente a un fármaco. Esas reacciones pueden manifestarse de múltiples maneras. Vómitos, diarrea, dificultades respiratorias, desorientación, mareos, subida o bajada de tensión, síntomas cutáneos (enrojecimiento, escozor…). En cualquier caso, se trata de un problema frecuente, aunque poco conocido.
Medidas preventivas y notificación de cualquier sospecha de RAM
Es importante estar atentos ante la posible reacción adversa de un fármaco que, lejos de cumplir su función terapéutica, pudiera llegar a provocar daños físicos que distinta gravedad.
Los médicos señalan que son los antibióticos y los antiinflamatorios no esteroides (AINES) los medicamentos más proclives a causar este tipo de reacciones no deseadas. Recuerdan, además, la importancia de evitar la automedicación como práctica habitual y la necesidad de seguir las pautas (dosis y frecuencia) establecidas respecto a la toma de cualquier medicina. En este sentido, la SEGG señala que, en ocasiones, la complejidad de los tratamientos terapéuticos hace que solo el 30% de los pacientes recuerde con exactitud las instrucciones del médico, un problema especialmente grave en el caso de personas mayores que viven solas.
En cualquier caso, la evidencia o la sospecha de una reacción adversa a un fármaco debe ser comunicada al médico sin demora, para poder determinar las medidas a tomar, incluida su posible suspensión. Estas reacciones, además, han de notificarse al Sistema Español de Farmacovigilancia. Generalmente son los médicos, farmacéuticos y otros profesionales sanitarios los que dan el aviso correspondiente sobre posibles efectos adversos de un medicamento, pero también cualquier ciudadano puede hacerlo a través del formulario electrónico que ofrece la Agencia Española de Medicamentos.