Mariola Báez
Medicina preventiva
Sarcopenia, una enfermedad asociada al envejecimiento que puede prevenirse
Mariola Báez
Sábado 16 de marzo de 2019
ACTUALIZADO : Sábado 16 de marzo de 2019 a las 0:55 H
3 minutos
El ejercicio físico y una dieta equilibrada, claves para frenar la pérdida de masa muscular
Sarcopenia es un término relativamente nuevo, acuñado, hace tres décadas, por el neurólogo investigador de la Universidad de Harvard Irwing Rosenberg para poner nombre a una patología intrínsecamente unida al proceso natural de envejecimiento.
La sarcopenia es la pérdida progresiva de masa muscular cuya principal consecuencia es la disminución, también progresiva, de la fuerza y del tono de los músculos que forman nuestro cuerpo. Son los propios cambios biológicos, que se producen a medida que envejecemos, los que provocan estos síntomas, tal como explica la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) pero también la falta de ejercicio y una dieta desequilibrada influyen en que ese descenso de la masa muscular se acentúe y acelere más de lo normal.
El aumento de la esperanza de vida ha hecho que el interés por frenar los síntomas de sarcopenia, que afecta a una población cada vez más numerosa, se incremente y son muchas las investigaciones centradas en disminuir su presencia y sus efectos negativos como debilidad, falta de agilidad, fragilidad y progresiva dependencia. De hecho, la SEGG ha puesto en marcha el Observatorio de la Sarcopenia, con el objetivo de promover actividades formativas y de investigación en este campo.
Cómo prevenir la enfermedad y paliar sus consecuencias
El deterioro de las fibras musculares y de su capacidad de contracción es algo propio del paso del tiempo, pero es cierto que no todas las personas mayores muestran los mismos síntomas. ¿Por qué algunas cuentan con una mejor musculatura que les permite una mejor calidad de vida y una mayor independencia? Los expertos coinciden en que el incremento de la sarcopenia no se debe únicamente al envejecimiento, sino a algunos “males” que afectan a nuestra sociedad actual como son la obesidad, la falta de ejercicio por la prevalencia de la vida sedentaria y los hábitos nutricionales poco saludables. En este sentido, llevar un envejecimiento activo es la mejor medida de prevención.
A partir de los 50 años comenzamos a perder masa muscular y es importante intentar compensar esa pérdida con algo de ejercicio y con una alimentación adecuada. La sarcopenia es un síndrome geriátrico que puede mejorar de manera notable con una dieta equilibrada en la que la ingesta de proteína (esencial para el buen mantenimiento de la musculatura) resulte suficiente.
En este sentido, la Fundación Española de Nutrición (FEN) afirma que a partir de los 70 años, la pérdida de músculo se acelera hasta alcanzar el 15% por década y la alimentación es factor clave para frenar el deterioro y la consiguiente disminución de la fuerza. Entre las recomendaciones para conseguir añadir proteína extra a la dieta con el objetivo de frenar la aparición o progresión de la sarcopenia, la FEN sugiere comer a menudo legumbres, añadir queso y/o huevo duro a ensaladas y menestras, y tomar lácteos que aporten la esencial proteína de leche, en especial de su suero.