Mariola Báez
Medicina preventiva
El síndrome post caída existe y afecta a la calidad de vida de los mayores
El miedo a que la situación se repita puede ser clave en la movilidad y llevar al aislamiento
Las cifras lo confirman: las caídas son un serio problema de salud del que derivan múltiples consecuencias y que se incrementa a medida que la edad avanza. Son la causa principal de lesiones entre las personas mayores, con especial incidencia en la población femenina. Los datos del Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) determinan que el 30% de los mayores de 65 años y el 50% de los que superan los 80 se cae al menos una vez al año.
A las consecuencias de sufrir lesiones de diversa índole, desde aquellas de carácter leve o moderado hasta las fracturas, las más frecuentes de fémur, muñeca, húmero y cadera; hay que añadir un factor más, de efectos imprevisibles, que va a resultar determinante en la vida del adulto mayor: el miedo a volver a caerse.
¿Qué es el llamado síndrome post caída?
Salvo que exista alguna patología de carácter psicológico, cualquier ser humano intenta protegerse, evitando en lo posible hacerse daño y esquivando aquellas situaciones de riesgo para su propia seguridad.
Cuando alguien sufre una caída, lógicamente, procura que el episodio no vuelva a producirse. Es algo natural, pero cuando el miedo a volver a acabar en el suelo llega incluso a resultar paralizante, se habla de síndrome post caída y es algo que ocurre con frecuencia en el caso de los adultos mayores, que pueden sentirse más inseguros a la hora de dar un nuevo paso.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria) señala que esa prudencia normal llevada a una situación extrema, puede acabar teniendo a largo plazo efectos adversos, tanto en el plano físico como en el social y en el cognitivo. Además, estima que este temor, que va más allá de lo que pudiera considerarse lógico, tiene una prevalencia del 30% en personas mayores que no tienen un historial de caídas, pero el porcentaje se duplica cuando sí existen antecedentes de caídas previas.
El miedo a caerse y sus consecuencias
Son muchos los factores que hacen que, tras un accidente de este tipo, se desarrollen mecanismos de protección adicionales que pueden a acabar resultando perjudiciales. Como explican los especialistas, es la pérdida de autoconfianza la que está detrás de la aparición del complejo síndrome post caída. Aunque éste puede verse agravado por circunstancias objetivas, de las que la persona mayor es perfectamente consciente.
Los problemas de movilidad o alteraciones de la marcha existentes antes de la caída, las deficiencias sensoriales, presentar patologías relacionadas con la visión, tener alguna enfermedad crónica, sobrepeso u obesidad son solo algunos de los factores que pueden acentuar el temor a un nuevo golpe inesperado.
Las consecuencias de ese miedo pueden requerir tratamiento específico, tanto a nivel físico, por ejemplo con ejercicios específicos de fisioterapia; como psicológico, ya que presentar síntomas de ansiedad, estrés o depresión es algo frecuente, sobre todo si al propio accidente se han sumado variables, como que la persona no haya logrado levantarse sola o que la ayuda haya tardado en llegar.
Como señalan miembros de la Fundación Siel Bleu (@SielBleuEspana), ese síndrome post caída tiene manifestaciones muy diversas. Pérdida de autonomía e incremento de la dependencia, signos de confusión o desorientación, mayor pérdida de movilidad y estado depresivo... Un conjunto de factores que finalmente, si no se tratan, supondrán una restricción de las actividades diarias y un descenso de la calidad de vida de la persona mayor.
Qué se puede hacer para superar esta situación
Por supuesto, la prevención a la hora de lograr minimizar el riesgo de caídas, propiciando un entorno seguro sobre todo en el hogar, es medida básica. No obstante, cuando el desafortunado incidente ya ha ocurrido, es importante seguir una serie de consejos para lograr no solo curar cualquier lesión física, sino conseguir que la persona retome, en lo posible y cuanto antes, las actividades diarias que realizaba previas al accidente. Para evitar que el síndrome aparezca y se instale, los médicos dan una serie de recomendaciones que pueden ayudar.
- Es básico tratar las consecuencias físicas, pero manteniendo en todo momento el dolor bajo control. Una caída que, además del golpe o la fractura, implique una dolorosa recuperación, siempre aumentará el miedo a que una situación similar se repita.
- Cada episodio requerirá las correspondientes curas y un determinado tiempo de reposo que no debe ser más del estrictamente necesario. Prolongarlo en exceso, únicamente por intentar evitar una nueva caída, no ayuda.
- En este sentido, es importante evitar la sobreprotección.
- Un programa de ejercicios adecuado y progresivo, con supervisión del médico o el fisioterapeuta, es una medida imprescindible
- No hay que olvidar que los síntomas psicológicos, en algunos casos, revisten incluso más importancia que los físicos, por lo que su tratamiento en manos de profesionales es también esencial.