Verónica Mollejo
Medicina preventiva
Úlceras por presión en personas mayores: cómo prevenirlas y curarlas
Estas heridas tan dolorosas aparecen tras permanecer en una misma posición mucho tiempo
A menudo, las personas mayores se enfrentan a situaciones que les obligan a permanecer mucho tiempo en la misma posición. Como, por ejemplo, utilizar una silla de ruedas para poder trasladarse de un sitio a otro o permanecer en la cama del hospital tras un ingreso de varias semanas. Ambos casos pueden provocar que el paciente vea mermado su riego sanguíneo en la zona donde se ejerce más presión, lo que a su vez puede motivar la aparición de llagas o úlceras debido a que la piel no recibe la sangre suficiente para sobrevivir. Este tipo de herida recibe el nombre de úlcera de decúbito o úlcera de presión.
Un problema que afecta especialmente al área cutánea y que encuentra su origen en otros muchos motivos: seguir una alimentación inadecuada, padecer una enfermedad que afecta a la circulación de la sangre o tener la piel demasiado frágil, entre otros.
En cuanto a los síntomas que acompañan a las úlceras de presión, un método de gran eficacia para poder identificarlas, se encuentran en primer lugar, la aparición de una zona dolorosa y enrojecida que, con el paso de los días se torna blanca. Después pueden aparecer ampollas y llagas, y la piel ya se muestra más irritada de lo habitual. Si el problema no se trata en ese mismo instante, la piel puede sufrir daños mayores, como el llamado cráter, un agujero abierto y hundido en el tejido. Y, finalmente, en el peor de los casos, la úlcera puede afectar al músculo, el hueso o las articulaciones, tal y como explican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Ante la evolución de la enfermedad, y la frecuencia de los factores que motivan su aparición, muchas personas se preguntan cuál es el mejor modo para prevenirlas y tratarlas. Procedimientos que de gran importancia que veremos a continuación.
Medidas de prevención contras las úlceras de presión
En primer lugar, es de vital importancia mantener una buena higiene de la zona, sin embargo, este proceso debe seguir unas pautas muy concretas. Sin ir más lejos, no se puede utilizar cualquier gel o jabón, este debe ser neutro y se debe aclarar con agua tibia para no empeorar la herida con temperaturas extremas. Asimismo, la piel debe estar siempre limpia y seca, un objetivo para el que el uso de empapadores o colectores puede ser de gran ayuda, pues favorecen la transpiración y mantienen la humedad alejada.
La aplicación de productos de higiene también debe ser muy comedida. Según el Hospital Universitari General de Catalunya, del grupo Quirónsalud (@quironsalud), no es recomendable abusar de la colonia, pues reseca la piel, pero sí se debe mantener la piel bien hidratada. Para ello, puede ser conveniente "aplicar de forma suave, soluciones especiales para la prevención de úlceras: ácidos grasos hiperoxigenados, en las zonas de riesgo de presión", añaden. Además, es adecuado que el paciente se vista con prendas hechas de tejidos naturales, secas y sin arrugas.
No obstante, la higiene no es el único punto a tener en cuenta. La Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra) apunta también a los aspectos que rodean la movilización. Por ejemplo, resulta fundamental que el individuo cambie de posición o mueva su cuerpo cada dos o tres horas, durante un máximo de 30 minutos. Del mismo modo, se debe intentar una alineación corporal que distribuya el peso de manera uniforme y utilizar dispositivos que disminuyan la presión en la zona afectada. Es el caso de los protectores de codos y talones o los colchones anti-escaras.
Pero, ¿qué ocurre cuando las úlceras por presión ya han aparecido en la superficie de la piel? ¿Cuáles son los mejores tratamientos para evitar que empeores y motivar su desaparición?
Tratamientos y cuidados para las úlceras de presión
En este caso, para tratar las úlceras de presión, que suelen aparecer con mayor frecuencia en las zonas donde el hueso está más cerca de la piel, como las rodillas, los tobillos o las caderas, el primer paso es una evaluación médica exhaustiva, normalmente de carácter multidisciplinario. Y es que antes de actuar resulta fundamental que el especialista valore la gravedad de las heridas. A continuación, el propósito principal es reducir la presión que ha provocado su aparición. ¿Cómo? Cambiando de posición al paciente y, como acabamos de ver, empleando superficies de apoyo que protejan la piel.
Después, tal y como explican desde Mayo Clinic (@ClinicaMayo), se debe llevar a cabo la limpieza y el vendaje de las heridas, siempre con mucha delicadeza. Si fuera necesario, el médico podría utilizar una solución de agua salada antes de cambiar el vendaje, cuya función es "aceleran el proceso de curación al mantener la herida húmeda. Crean una barrera contra las infecciones y mantienen la piel circundante seca", afirman.
Si la úlcera se encuentra ya muy avanzada, el médico puede recomendar la extracción del tejido dañado, muerto o infectado. Además, puede recurrir al consumo de medicamentos para controlar el dolor o la infección. Así como pautar al paciente el seguimiento de una dieta que acelere la curación de las heridas, a base de grandes dosis de vitaminas, y una correcta hidratación.