Mariola Báez
Medicina preventiva
Las zonas verdes en áreas urbanas podrían reducir las muertes prematuras
Darle más espacio a la naturaleza tendría efectos positivos en nuestra salud física y mental
Vivir en un entorno urbano, pero cerca de uno de los considerados “pulmones” de la ciudad, siempre ha supuesto un pequeño privilegio. Sin embargo, un estudio reciente, el mayor realizado hasta el momento en este campo, ha confirmado la acción beneficiosa que parques y jardines ejercen en la salud de las personas que viven próximas a ellos.
Se trata de un meta-estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona (@ISGlobalorg), centro impulsado por La Caixa, en colaboración con la Universidad de Colorado, y en el que también han participado expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS_es). Las conclusiones recogidas señalan, con datos muy concretos, que incrementar los espacios verdes en las ciudades supondría una mejora en la salud y la calidad de vida de sus habitantes.
El efecto protector que ejercen las áreas verdes
El informe final, publicado en la revista The Lancent Planetary Health, es en realidad un meta análisis de distintos estudios llevados a cabo en siete países (Canadá, Estados Unidos, China, España, Italia, Australia y Suiza) y que han hecho un seguimiento a más de ocho millones de personas durante varios años. El objetivo era establecer la relación existente entre la exposición a las zonas verdes y la evolución del estado de salud.
Como primer resultado, hay que destacar que el estudio confirma que un incremento de las áreas ajardinadas o boscosas alrededor de una vivienda se asocia, de manera significativa, con una reducción de la mortalidad prematura. Vivir rodeado de vegetación o cerca de un jardín podría suponer, por tanto, un menor riesgo de muerte prematura. Las conclusiones obtenidas permiten precisar aún más y apuntan a que esa reducción de la mortalidad sería de un 4% por cada incremento de 0,1 en el índice de vegetación a 500 metros o menos del lugar de residencia.
Ante estos datos, el primer autor del trabajo, David Rojas, investigador del ISGlobal y de la Universidad de Colorado, señala que los resultados “apoyan intervenciones y políticas que incrementen los espacios verdes como estrategia para mejorar la salud pública”.
La información obtenida podrá servir de base para calcular cuántas muertes prematuras podrían evitarse en todo el mundo si los parques y jardines urbanos no fueran una excepción y se consiguiesen ampliar este tipo de infraestructuras, cálculos en los que ya trabajan el investigador y su equipo.
Qué hacen los parques urbanos por la salud de los mayores
No es la primera vez que distintos informes avisan de la necesidad de incrementar la presencia de vegetación en las ciudades por los múltiples beneficios que ésta reporta a quienes habitan en ella, aunque este último estudio, el más extenso, se ha basado en parámetros longitudinales, es decir, no se centra en un momento determinado, donde existirían unas condiciones específicas, sino en un seguimiento de años, que confirman los resultados en el tiempo.
En todos los casos, el hecho de poder disfrutar de espacios verdes en el entorno urbano está directamente relacionado con una mejor salud en distintos aspectos, algunos que inciden especialmente en las personas de más edad.
El primer beneficio que implica vivir cerca de un parque o jardín tiene que ver con la calidad del aire. Hay que recordar que la contaminación atmosférica es causa o agravante de múltiples enfermedades respiratorias, entre ellas el asma, cuya prevalencia se ha incrementado en los últimos años, tanto en niños como en personas mayores.
Vivir próximo a un lugar con árboles, plantas o hierba invita al paseo y a la práctica deportiva, algo indispensable para evitar el sedentarismo que aumenta con los años y poder disfrutar de un envejecimiento activo. Ese incremento en el ejercicio físico favorece, además, la salud cardiovascular.
También son numerosos los estudios que relacionan una buena salud mental con la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza. Los parques y jardines son un excelente “remedio” contra las situaciones de estrés, ansiedad y enfermedades psicológicas como la depresión. Está demostrado que los espacios verdes ayudan a la relajación y puede mejorar incluso los trastornos del sueño tan habituales en la sociedad actual.
Algunos datos importantes que conviene recordar
Desde la reducción de la mortalidad prematura, hasta el descenso en la incidencia de enfermedades físicas y mentales. Todo cumpliendo el objetivo marcado en la Agenda 2030 (@Agenda2030Esp), que busca construir ciudades y asentamientos humanos inclusivos, seguros y sostenibles. Para conseguirlo, ampliar la infraestructura de espacios verdes en las ciudades es una prioridad, tal y como deja claro el último gran estudio realizado.
Hay que tener en cuenta que según las estimaciones de la OMS, en el 2050 el 70% de la población mundial vivirá en pueblos y ciudades, todo un reto para el desarrollo del binomio urbanismo-salud. La propia organización recuerda que los espacios verdes urbanos son esenciales para el bienestar físico y emocional y considera que son necesarios al menos 10 metros cuadrados de áreas verdes por cada habitante, algo que no siempre se cumple en las ciudades donde el cemento y el asfalto son los protagonistas, quizás restándonos salud sin que nos demos cuenta.