Si hay un colectivo que pueda tomar el pulso de la presión sanitaria es el de los Médicos de Urgencias, la primera puerta de entrada a los hospitales. Agotados tras más de ocho meses de pandemia, se resisten todavía a dejarse llevar por el optimismo del Ministerio de Sanidad que habla ya de cierta "estabilización" de los casos de coronavirus en varios puntos de España "previa a una fase de descenso". "La estabilización es relativa, seguimos en niveles muy altos de ingresos y de tensión hospitalaria", relata en esta entrevista Pascual Piñera (@pascualpinera) jefe Servicio Urgencias Hospital General Universitario Reina Sofia de Murcia y Vicepresidente de la Sociedad Española Medicina de Urgencias (@SEMES_).
Y es que pese a cierto alivio en el número de casos, las UCI de al menos 12 comunidades se encuentran en riesgo extremo de saturación y los fallecidos no dejan de crecer. La Rioja, Melilla, Asturias y Aragón superan el 45% de ocupación media de enfermos de COVID en intensivos, según las datos oficiales, por lo que Piñera estima que podríamos estar cerca del pico de la segunda ola. "Se verá en los próximos días", pero alerta de que si se baja la guardia de cara a Navidades, en enero podríamos estar inmersos en una tercera ola.
En su opinión, ahora es clave lograr llegar a niveles de incidencia acumulada bajos, como en junio, y posteriormente hacer bien la desescalada. "No debe ser como la primera, en base a ocurrencias y necesidades imperiosas de salvar la economía", señala, mientras se muestra indignado con lo que califica como "guerra de cifras" entre instituciones oficiales sobre el número de muertos y los continuos cambios de criterio para contabilizarlos. "No puede ser que según la fuente que consultes, los fallecidos se dupliquen" en relación a la divergencia de cifras entre el INE y Sanidad, que en la primera semana de noviembre han llegado a registrar más de 2.500 fallecidos de diferencia.
PREGUNTA.- ¿Cuál es la situación actual en los hospitales de toda España?
RESPUESTA.- Yo creo que la situación general de los hospitales en España es de una gran tensión debido al número de enfermos que estamos viendo en esta segunda ola en algunas zonas y a eso le sumamos los ocho meses que llevamos de pandemia, con tensión y trabajo continuo.
En general los médicos de urgencias tenemos una gran capacidad de adaptación a las situaciones que van surgiendo diariamente, pero esta situación probablemente nos está estresando de más debido a las peculiaridades que tiene una pandemia como esta. En torno al 50% de los profesionales de atención sanitaria que está atendiendo a pacientes Covid han precisado de atención psicológica durante estos meses, lo cual lleva consigo un gran desgaste.
P.- ¿Por qué el Ministerio habla de "estabilización" si cada día aumentan los muertos y hospitalizados?
R.- Realmente estamos en una guerra de cifras. Es posible que en general, la incidencia de cifras se esté estabilizando peso seguimos en unos niveles muy altos. Por eso siguen aumentando el número de hospitalizados y consecuentemente los ingresados en UCI y evidentemente el número de fallecidos.
A pesar de que sufrimos una estabilización, con las incidencias acumuladas que tenemos tan grandes, la estabilización es relativa porque hasta que no empecemos a descender no vamos a ver una disminución en el número de hospitalizados ni de fallecidos.
Tenemos un ministerio, un gobierno, unos canales de información, que han hecho por ejemplo que hayan cambiado ocho veces en ocho meses los criterios de recuentos de cifras y llama la atención que en dos organismos oficiales que dan cifras oficiales, haya una diferencia de casi 20.000 fallecidos, según veas unas estadísticas u otras.
P.- ¿Hemos llegado al pico de la curva de la segunda ola?
R.- Probablemente sí estemos llegando al pico de la segunda ola, lo veremos en los próximos días. El cierre perimetral de las ciudades y las comunidades, sumado al cierre de establecimientos de restauración en muchas comunidades creo que se está empezando a notar. Pero es muy importante a partir de ahora bajar esa curva, llegar a niveles de incidencia acumulada bajos, como estábamos en junio y lo que es básico y fundamental es esta segunda desescalada. No debe ser como la primera, en base a ocurrencias y necesidades imperiosas de salvar la economía y salvar el verano.
Yo creo debe ser en base a número objetivos y en base a la ciencia. Es un equilibrio muy difícil, llega la Navidad y todos queremos estar con nuestras familias, con nuestros amigos, pero tenemos que tener mucho cuidado, porque si volvemos a hacer una desescalada como la de junio y julio, probablemente tengamos una tercera ola a finales de enero. Y volveremos a estar en una situación, no sé si similar a la actual, pero volveremos a alcanzar grandes cifras, probablemente hasta que tengamos la vacuna.
Recientemente hemos conocido datos de la vacuna de Moderna, con resultados esperanzadores, también la de Pfizer la semana pasada. Yo creo que estos avances son importantes, pero no calculemos que antes de la primavera del año que viene vayamos a estar todos vacunados. Probablemente hasta el verano que viene como mínimo, no estaremos tampoco en una situación similar a lo que consideramos normalidad.
P.- ¿Vuelven a ser de nuevo las residencias el gran foco de contagio?
R.- Las residencias se están convirtiendo en un nuevo punto de contagio, pero porque surgen brotes. Y en general por contagios que deben venir de fuera, no de las personas que están ingresadas en las residencias, porque la mayoría de ellos no salen a la calle. En general yo creo que el virus llega por gente que viene a visitarles o los trabajadores. Esto sí está siendo un foco de infección hoy en día, pero dentro de lo que son las propias residencias.
La estrategia que se está siguiendo hoy en día es medicalizar las residencias, llevar médicos, enfermeros, y personal auxiliar a las residencias, con la finalidad de que estos pacientes, salvo que tengan necesidad extrema de llegar a la asistencia hospitalaria.
P.- ¿Cómo está cambiando el perfil de edad de los pacientes ingresados?
R.- Tenemos pacientes ingresados de todas las edades. Bien es cierto que en las últimas semanas estamos empezando a ver gente de mayor edad. Al principio era gente de hasta 60 años, estaba cambiando el perfil, pero en las últimas semanas estamos viendo enfermos más añosos. Probablemente porque el contagiador sea gente joven, porque estamos viendo que las curvas y los perfiles de edad están variando.
Están siendo positivos muchos pacientes de entre 17 y 40 años, que son en general oligosintomáticos, pasan la enfermedad con muy pocos síntomas, pero sí son contagiosos. Y estas personas van a visitar a padres, abuelos y demás y pueden ser fuentes de contagio. Probablemente en la relación familiar no usen mascarilla, porque sinceramente en casa no se suele usar. Entonces estas personas se pueden contagiar en el ámbito laboral, en el transporte, en el ocio, padecen la enfermedad sin síntomas, pero sí transmiten la enfermedad a sus mayores que son los que terminan ingresando en el hospital.
P.- ¿Se nota un aumento de fallecimientos de mayores?
R.- Conforme va aumentando la edad media de los pacientes, conforme vamos viendo pacientes mayores, que son más frágiles y tienen más patologías previas de base. Y como vimos en la primera ola, la gente más mayor fallece más que la gente más joven. En la primera ola la tasa de mortalidad estaba en el 20-25%. Es decir, fallecían 25 de cada 100 y eso es una barbaridad en medicina. Entonces sí, conforme va cambiando la tipología de edad de los pacientes, estamos viendo más fallecidos con más edad.