Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorEl doctor William H. Sheldon introdujo el concepto de tipos de cuerpo, o somatotipos, en la década de 1940. Desde entonces, son muchos los nutricionistas, entrenadores e incluso médicos que lo utilizan para diseñar planes de acondicionamiento físico más individualizados y efectivos. Según esta clasificación, la mayoría de las personas somos combinaciones de tres tipos de cuerpos: ectomorfo, mesomorfo y endomorfo, aunque la mayoría de nosotros tenemos características de dos, o incluso de los tres somatotipos. Según el tipo que tengamos, será más conveniente una rutina de nutrición y ejercicio determinada.
Aunque las recomendaciones generales para hábitos saludables, como, por ejemplo, la actividad física frecuente, una dieta equilibrada, o un sueño reparador, siguen siendo válidas para todos, conocer tu somatotipo específico puede ser una guía para entrenar mejor tu cuerpo.
Podemos reconocer un cuerpo endomorfo por su forma más robusta o redonda. Este tipo de cuerpo tiende a acumular grasa en el área de la cintura y las caderas, en parte por tener un metabolismo más lento.
Las personas de cuerpo endomorfo deben centrarse en hacer una rutina de ejercicio que les ayude a quemar grasa y al mismo tiempo preservar su masa muscular, estabilizar sus articulaciones y promover su salud cardiovascular. Para ello tienen que combinar el trabajo de fuerza, que les permitirá ganar músculo, con la actividad cardiovascular con tal de quemar calorías. Así, los endomorfos deben hacer al menos 30 minutos de actividad aeróbica de ritmo moderado cinco días a la semana, puede ser caminar rápido, correr, ir en bicicleta, bailar o cualquier otra actividad que acelere su corazón. Cuando empiecen a perder peso, agregue entrenamiento con pesas dos o tres veces por semana para tonificar y fortalecer sus músculos. Ya que agregar más músculo también nos ayuda a quemar calorías adicionales durante todo el día.
El cuerpo ectomorfo es delgado, estilizado y pequeño. En este caso, un metabolismo acelerado juega un papel importante en el mantenimiento de este tipo de cuerpo. Un cuerpo ectomorfo presenta huesos finos, ligeros y, por lo general, largos. No almacenan grasa con facilidad, pero tampoco le es sencillo ganar masa muscular.
Por ello, su rutina de ejercicios debe de levantamiento de pesas para aquellos que buscan aumentar de peso. Unos ejercicios que también son buenos para los huesos y las articulaciones. De este modo, los ectomorfos deben mantener el entrenamiento cardiovascular o aeróbico al mínimo, mientras se concentran en movimientos de desarrollo muscular con pesas.
Si los cuerpos endomorfos son más robustos y los ectomorfos más delgados, los mesomorfos se mantienen en el medio. De hombros amplios y musculosos, este tipo de cuerpo se asemeja a la letra V. Los mesomorfos son atléticos y fuertes, y no tienen sobrepeso ni un peso demasiado bajo.
En este caso, cualquier actividad física que les permita cumplir con el objetivo de los 150 minutos de ejercicio recomendados a la semana por la Organización Mundial de la Salud funciona muy bien en este caso. Todo tipo de ejercicios son bien asimilados por el tipo mesomorfo. Pero las mismas reglas de salud y bienestar que sirven para los demás se aplican a ellos. La osteoporosis, las enfermedades cardíacas y otras enfermedades relacionadas con el estilo de vida poco saludable pueden afectar a cualquier persona, independientemente del tipo de cuerpo que tenga.