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Las guías de resucitación cardiopulmonar (RCP) del Consejo Europeo de Resucitación (ERC, en sus siglas en inglés @ERC_resus) se actualizan cada 5 años a partir de nuevos avances y descubrimientos. Según un análisis presentado en el e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular (@secardiologia) por investigadores del Hospital Universitario La Paz (@HospitalULaPaz Madrid) la supervivencia sin secuelas en los pacientes que han sufrido una parada cardiorrespiratoria ha aumentado un 25 por ciento entre 2006 y 2020, y las mejoras siempre se producen tras la presentación de nuevas directrices en la guías RCP.
Los pacientes que logran recuperarse tras una parada cardiaca prolongada suelen quedar en coma y con secuelas cerebrales, y el objetivo es conseguir que las maniobras de reanimación cardiopulmonar “hayan sido suficientemente buenas para haber perfundido el cerebro durante la parada cardiaca y que el paciente pueda recuperarse y hacer una vida normal después", explicó en el congreso la investigadora Irene Marco con una intervención llamada “Evolución temporal del pronóstico tras parada cardiorrespiratoria en función de las actualizaciones de las guías de resucitación cardiopulmonar”.
En las guías de 2005 se recomendaba para las compresiones una frecuencia aproximada de 100 compresiones por minuto y una profundidad de 4-5 centímetros. Sin embargo, las de 2010 cambiaron la recomendación a una frecuencia de "al menos 100 compresiones por minuto" y una profundidad de "al menos 5 centímetros", marcando un límite inferior pero no superior, por lo que el resultado son compresiones de mayor profundidad y a mayor frecuencia.
Las guías de 2015 establecieron un límite superior, recomendando una frecuencia entre 100-120 compresiones por minuto y una profundidad de "5 pero no más de 6 centímetros". "Además, las guías han hecho a lo largo de los años cada vez más hincapié en optimizar la implicación de los testigos no sanitarios, simplificando los algoritmos para que la población general pueda aplicarlos, fomentando la educación y el acceso a desfibriladores semiautomáticos, que desde hace unos años pueden encontrarse en cada vez más establecimientos o paradas de metro", asegura Marco.
El análisis retrospectivo del Hospital Universitario La Paz incluyó a 510 pacientes separados en tres grupos según los cambios realizados en los protocolos de las guías de práctica clínica: grupo 1, de 2006 a 2010; grupo 2, de 2011 a 2015; y grupo 3, de 2016 a 2020. Así, la supervivencia de los pacientes que llegaban al hospital con buen pronóstico neurológico fue de 41,5 por ciento en el grupo 1; 46,1 por ciento en el grupo 2; y 52 por ciento en el grupo 3. La supervivencia global en el total de la muestra fue de 56 por ciento, incluyendo buen y mal pronóstico neurológico. El estudio concluye a partir de que se incidiera en la necesidad de compresiones de mayor profundidad y frecuencia, “la supervivencia y el pronóstico neurológico mejoraron de manera significativa a lo largo del tiempo”.