Miguel Ángel López es un profesor de tecnología de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) que ha decidido arrimar el hombro en esta pandemia global con una iniciativa para paliar la falta de material de protección en los centros sanitarios de toda España. Para ello, ha impulsado una red de trabajo colaborativo consistente en la fabricación de máscaras de pantalla para proteger al personal sanitario frente al coronavirus. En sólo cinco días, ya ha logrado poner a disposición de hospitales, centros de salud y residencias de mayores alrededor de 3.000 unidades.
El dispositivo diseñado por este profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Sevilla consiste en una pantalla que se imprime mediante una impresora 3D. Sobre una montura similar a la de unas gafas, se engarza un acetato, por lo que su montaje apenas lleva unos segundos. A diferencia de las mascarillas convencionales, esta máscara protege toda la cara, también los ojos, y cuenta con la ventaja de que se puede lavar y desinfectar sin dañarla. Cada unidad se desarrolla en 30 minutos.
"El pasado jueves comencé a ver que todo explotaba, que se estaba complicando demasiado y, asesorado por médicos y enfermeras, decidí intentar cubrir una de las necesidades que tienen los sanitarios, una protección frente al coronavirus. Desarrollé un modelo, basado en otros ya existentes, que no es el más complejo que existe, pero sí el más rápido de hacer y montar. Al ponértela, hace de barrera con la persona contaminada", señala Miguel Ángel López a 65Ymás..
Para llevar adelante su proyecto, se ha asociado a la comunidad de trabajo colaborativo Sevilla Maker Society, que junto a la Universidad de Sevilla y otras entidades han comenzado a fabricar con urgencia este material sanitario. Más de 200 personas se han sumado ya a esta iniciativa en las primeras jornadas de actividad. Tras su fabricación, la Policía Municipal de cada ciudad o municipio se encarga de recoger estas máscaras y distribuirlas en los hospitales, centros de salud y residencias de mayores.
"A raíz de compartirlo en las redes sociales, se ha unido muchísima gente. La colaboración ciudadana ha sido decisiva y espectacular. Todos ponen su tiempo, recursos y dinero para poder echar una mano. Ya tenemos una estructura bastante organizada. Estamos produciendo en todas las provincias andaluzas y sólo en Sevilla ya tenemos más de 100 máquinas fabricando máscaras continuamente, sacando más de 1.000 unidades al día", apunta Miguel Ángel López.
Una de las mayores dificultades está en conseguir acetato, materia básica para la construcción de estas pantallas. Ni él ni sus colaboradores tienen capacidad de fabricarlo, por lo que están usando el material que han podido encontrar, en su mayor parte, acetato para encuadernación. Por eso, hace un llamamiento a las papelerías, copisterías o almacenes para que les hagan donaciones de este material. También se puede ayudar comprándolo en comercios online y enviándoselo. "Ayudaría mucho para sacar esto adelante", afirma.
Ahora, el objetivo es que su idea se expanda por toda España. Para ello, ha publicado en su página de Facebook el enlace a su diseño para que todo el que disponga de una impresora 3D y quiera colaborar pueda fabricar este material sanitario. Para participar en este proyecto solidario puedes informarte AQUÍ.
Otro proyecto similar en Cantabria
Una iniciativa similar a esta ha surgido en Cantabria. La Asociación de Profesores de Tecnología de esta comunidad autónoma ha propuesto a sus asociados fabricar una máscara de pantalla para el personal sanitario y, para ello, la Consejería de Educación ha puesto a su disposición las impresoras 3D con las que habitualmente trabajan en los centros.
Con esta propuesta, el colectivo quiere colaborar en la medida de sus posibilidades, a reducir el número de contagios por coronavirus. Se trata de una diadema doble que se coloca en la frente, de la que cuelga un acetato transparente tamaño A4 de los que se usan para encuadernar o similar, y que se sujeta detrás con una cinta de goma.
Desde el pasado viernes, un pequeño grupo de profesores ya han empezado a imprimir piezas, a modo de avanzadilla. Los docentes que quieran sumarse de forma voluntaria a la iniciativa tendrán que ponerse en contacto con sus directores, explicarles la propuesta, y solicitarles permiso para recoger las impresoras para llevarlas a casa.