Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorPese a ser tumores, no son malignos. Los miomas se conocen también como fibromas uterinos y leiomiomas y no siempre implican que el paciente tenga una enfermedad maligna. Es más, en muchas ocasiones son las patologías que pueden causar estas masas en esta zona y no suponen un cáncer a futuro.
No se sabe muy bien la causa exacta de por qué surgen estos bultos. Entre la comunidad científica se ha establecido que el componente hereditario puede ser el principal factor, al estar esta molesta más centrada en determinadas familias. También se establece una relación directa con los niveles de estrógenos que favorecen su crecimiento, de modo que es más habitual encontrar este tumor en mujeres en edad fértil, e ir reduciendo su incidencia una vez que se alcanza la menopausia.
La forma de hallar un mioma más común es de forma espontánea. Con una revisión ginecológica, con el examen de un médico al paciente o con una ecografía. Todo sin síntomas previos. En algunas ocasiones es el dolor abdominal en el bajo vientre, mientras se menstrua, o sangrados anormales entre los ciclos lo que lleva a pensar en estas masas.
Los miomas se presentan de varias formas y tamaños. Sueles aparecer en grupos reducidos o solamente uno, y variar en tamaño. Si la masa es grande, las molestias surgen en zonas cercanas al útero, como la región lumbar (la lumbalgia no mejora con el tratamiento adecuado) o en la vejiga con un aumento de las veces de orinado. Y si por ejemplo son excesivamente grandes, será la propia paciente quien sea capaz de palpar y notar el bulto en el abdomen inferior.
Generalmente no precisa ningún tratamiento, sino de un chequeo periódico cada cierto tiempo. Solamente si provoca síntomas importantes como por ejemplo mucho dolor, infertilidad, abortos, partos prematuros o hemorragias, se considerará como solución pasar por la cirugía. En ella se procederá a la extirpación del tumor en quienes desean descendencia, o bien del útero entero (histerectomía), si la maternidad está cumplida.
Aun así esta solución no es definitiva, ya que los miasmas no desaparecen y pueden volver a reproducirse en un futuro.