Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCaminar con los pies descalzos es un hábito que con el tiempo se ha ido perdiendo debido a que el calzado hace que caminemos con mayor comodidad y nos protege de la suciedad, el frío y de posibles heridas. No obstante, la planta del pie no ha de estar siempre aislada del contacto con el suelo, lo ideal es poder tener contacto directo al menos durante un rato cada día y, si no es posible en la calle (tierra, arena, césped), sí hacerlo en casa para poder dar a nuestros pies la atención que necesitan y aprovechar todos los beneficios de caminar con los pies descalzos, entre ellos:
Caminar con los pies descalzos por casa ayuda a estimular la musculatura del pie, les hace trabajar sin presión permitiendo que aquellos músculos que quedan anulados por la presión continua del calzado se refuercen y tonifiquen.
El contacto directo de la planta del pie con el suelo fortalece el sistema nervioso y elimina el estrés ya que en la planta del pie existen infinidad de terminaciones nerviosas.
Llevar el pie descubierto, en contacto con el suelo, evita que se ejerza presión sobre el sistema circulatorio lo facilita la buena irrigación de la musculatura en todas las zonas del pie.
Además, caminar con los pies descalzos es especialmente beneficioso para los bebés y las personas mayores.
Pero quitarse los zapatos al llegar a casa no tiene solo beneficios para el pie, también para la salud en general. En algunos países, como Japón o Suecia, es costumbre, por cultura o como hábito, quitarse los zapatos al entrar en casa. Esto tiene su efecto positivo no solo para quien se descalza sino también para la salud y la higiene de los demás miembros del hogar. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Arizona constató que en la suela de un calzado, utilizado en la calle durante 15 días, puede llegar a tener la friolera de 421.000 bacterias y que entre el 90% y el 99% se transfieren al hogar, aunque la probabilidad de coger una infección es baja, solo aumentaría en caso de personas inmunodeprimidas o niños pequeños.
Visto esto, hay que tener en cuenta que ir descalzos es bueno si lo hacemos en casa o por superficies como la arena de la playa o el césped, pero hay que tomar precauciones si lo hacemos en espacios públicos como gimnasios, piscinas o vestuarios en los que es fácil el contagio de hongos, papilomas o infecciones de diferente índole, que se contraen por contagio directo, por lo que es recomendable utilizar en ese caso las zapatillas de piscina.
Finalmente, para mantener la buena salud del pie es importante llevar una buena higiene, siguiendo una rutina de limpieza tras caminar descalzos y antes de acostarse y, también, mantener una buena hidratación de la piel.