Las enfermedades cardiovasculares hacen referencia a los problemas que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. En este sentido, los factores de riesgo cardiovascular son las características biológicas, hábitos o estilos de vidas que aumentan la probabilidad de padecer o morir a causa de esta patología.
Uno de los problemas más conocidos que afectan al corazón son los ataques cardíacos, que a su vez son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo. Actualmente, existen herramientas para medir el riesgo, medicamentos y tratamientos, pero aun así la incidencia sigue siendo bastando bastante alta.
Para intentar cambiar esta situación, la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) está participando en el proyecto europeo POCCardio, liderado por la Universidad Médica de Graz (Austria) y otras seis instituciones, cuyo objetivo es que en los próximos cinco años los centros de Atención Primaria puedan contar con un dispositivo para identificar a estos pacientes de riesgo con una simple muestra de sangre.
Tal y como explica la Universidad de Tarragona en su página web, tras un ataque al corazón, son los centros de Atención Primaria los que se encargan de realizar el seguimiento a estos pacientes. Esto supone que las muestras de sangre se tengan que enviar a laboratorios externos, dificultando el control y el seguimiento, así como el tiempo de reacción en caso de riesgo cardiovascular.
Este proyecto se ha propuesto desarrollar un dispositivo portátil y autónomo que sea capaz de analizar de manera inmediata las muestras de sangre de estos pacientes, con el mismo mecanismo que usan las personas con diabetes, y utilizando una tecnología microfluídica.
De esta manera, el personal sanitario de estos centros podrán identificar mucho más rápido el perfil de riesgo de estos pacientes y proporcionales los cuidados adecuados, de una manera más económica y cómoda.
El equipo que está desarrollando este dispositivo asegura que se podrá clasificar a los pacientes y "permitir una predicción avanzada de riesgo individualizado", ya que utilizará un panel de "diez marcadores biológicos calificados y hasta treinta y dos variantes genéticas, medidas simultáneamente a través de un dispositivo sencillo que se podrá utilizar en el punto de atención primaria", explica la Universidad de Tarragona.
Los biomarcadores basados en sangre son los mejores para poder evaluar el estado de salud, ya que pueden identificar de forma simple el riesgo y la gestión de factores de riesgo.
En concreto, el grupo de investigación Interfibio, del Departamento de Ingeniería Química de la URV se está encargando de los aptámetros (secuencias de ADN o ARN de cadena sencilla que adoptan la forma de estructuras tridimensionales únicas, lo cual les permite reconocer un blanco específico con gran afinidad), que puedan detectar los marcadores biológicos relacionados con la enfermedad carciovascular.
Además, el dispositivo tendrá en cuenta los diferentes episodios cardiovasculares recurrentes para poder mejorar su predicción y adaptar su tratamiento.
Ensayo multinacional
Tras la evaluación en el laboratorio, llegará el momento de realizar un ensayo multinacional en hasta 35 centros de estudio clínico en Austria, Alemania, Bélgica y Polonia y alrededor de 1.800 pacientes con infarto de miocardio reciente, de los cuales 1.500 participarán en un ensayo controlado aleatorizado y 300 formarán parte de un estudio observacional.
Teniendo en cuenta "patrón específico de biomarcadores, los pacientes serán asignados a un tratamiento farmacológico estándar o intensificado, utilizando solo fármacos aprobados", matiza la universidad.
Según Hans Peter Dimai, investigador de la Universidad Médica de Graz, "un diagnóstico complementario como la herramienta PoCCardio puede dar lugar a estrategias de tratamiento nuevas para pacientes altamente vulnerables y mejores resultados y también ayudar a mejorar la gestión general de pacientes cardiovasculares".
Este proyecto está financiado por la Unión Europea a través del Programa Marco de Horizon Europa para la Investigación e Innovación en Salud, y está previsto que finalice en noviembre de 2028.