Es muy normal que a veces olvidemos ciertas cosas, como una palabra o el motivo por el que fuimos a la cocina. Según Saúl Martínez-Horta, neuropsicólogo clínico del Hospital Sant Pau de Barcelona, estos olvidos son normales y necesarios. "El fenómeno del olvido es un proceso natural, es decir, los procesos cognitivos no están evolutivamente diseñados para que retengamos toda la información. Olvidar es algo normal y necesario", asegura en una entrevista con Europa Press Infosalus.
El especialista señala que para olvidar algo, primero debe haberse aprendido. "Muchas veces no prestamos suficiente atención a determinados sucesos o eventos, de modo que éste no termina por convertirse en un recuerdo, y tenemos esa sensación de olvido cuando en realidad no la hemos incorporado", explica. Además, cuando estos olvidos se vuelven persistentes y afectan nuestra vida diaria, es importante evaluarlos, ya que pueden estar relacionados con alguna enfermedad como la demencia.
Cuándo hay un problema
El problema con el olvido, según prosigue, es cuando éste se aleja de la normalidad y se aproxima a la patología. "En cualquier caso, hay una infinidad de escenarios en el día a día, y donde aparentemente olvidamos información y esto nos molesta. Lo más probable es que esto no signifique enfermedad, sino que refleje los mecanismos que rigen la memoria y la atención, porque lo normal es que estos fallen de manera cotidiana y esto no es un problema", añade.
Sobre cuándo se debe sospechar ante un olvido, por si puede tratarse de una demencia, o de otra enfermedad del cerebro, Martínez-Horta remarca que cuando los fallos de memoria no son anecdóticos ni puntuales, sino que suelen ser persistentes en el tiempo, además de empeorar conforme pasan los días, llegando incluso a interferir en la forma en la que nos relacionamos con el mundo.
"Cuando esto sucede, se debe valorar qué está pasando. Y aunque no necesariamente esto signifique que haya enfermedad, sí que es importante tener en cuenta algunas de las posibilidades que lamentablemente puedan suceder", subraya este neuropsicólogo.
El neuropsicólogo también habla sobre la naturaleza de los recuerdos, que no son exactos, sino construcciones de la vida real. "El cerebro ni experimenta el mundo externo tal y como es, sino que, de algún modo, lo reconstruye. Ni lo almacena con forma de recuerdo como si fuera una foto perfecta de lo sucedido, sino que lo almacena como un código neuronal".
Por otro lado, los recuerdos emocionales suelen ser más intensos, como el caso de eventos importantes como los atentados de Madrid o el 11-S.
El especialista del Hospital Sant Pau lamenta que muchas veces se normalizan determinados cambios cognitivos, como algo que es consecuencia de la edad "como por ejemplo el que un padre esté más lento o menos atento porque ya es mayor". Se reconoce que en muchas ocasiones se va al médico y este dice que no pasa nada y que es común debido al paso del tiempo. Es por eso que Martínez-Horta aconseja la realización de una exploración neuropsicológica al paciente para poder determinar si es un problema o no.
"En esencia, cuando una persona detecta que algo está cambiando, sin tenerle miedo o sin que esto implique que hay enfermedad, impone la necesidad de que se evalúen las condiciones en las que se está dando; pero en no pocas ocasiones puede ser que suceda algo que se puede tratar o trabajar sobre ello", concluye.
Sobre el autor:
Stefano Traverso
Stefano Traverso es licenciado en Ciencias de la Comunicación en la USMP de Perú; con un máster en Marketing Digital & E-commerce en EAE Business School de Barcelona. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación en Perú, especializándose en deporte, cultura y turismo.