La obesidad, factor de riesgo ante el coronavirus
Cada vez son más los datos que señalan al sobrepeso y la obesidad como factores asociados de forma muy estrecha a un mal pronóstico en pacientes infectados por el Covid-19, y ya son varios los centros hospitalarios que ponen el foco en la obesidad como factor de riesgo.
Se suma a estas advertencias, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (@SociedadSeedo) que recomienda a las personas que tienen obesidad o sobrepeso reducir su peso para afrontar mejor un posible rebrote de la pandemia del coronavirus. La Seedo destaca los beneficios que supondría para estas personas afrontar un rebrote de Covid-19 con unos kilos menos y considera que el control de peso debe ser incluido como un pilar fundamental en la prevención y control del virus.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York publicaron un artículo en la revista Clinical Infectious Disease demostrando que la obesidad es un factor de riesgo, ya que implica que pacientes de 60 años hospitalizados por Covid-19 tengan peor pronóstico que los pacientes con un peso normal. También la revista médica británica The Lancet ha destacado que la obesidad puede restringir la ventilación y deteriorar las respuestas inmunes a la infección viral. Además, la obesidad es pro inflamatoria e induce a la diabetes y al estrés oxidativo afectando negativamente la función cardiovascular, por lo que los expertos concluyen que en las poblaciones con una alta prevalencia de obesidad, el Covid-19 afectará a personas más jóvenes.
¿Cuándo se considera obesidad?
Según la Organización Mundial de la Salud, el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). En el caso de los adultos, la OMS define el sobrepeso con IMC igual o superior a 25 y la obesidad: IMC igual o superior a 30.
Un IMC elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares), diabetes, trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).
En España, un 23,6% de las personas mayores de 65 años tiene obesidad, y otro 45% sobrepeso, según la última Encuesta Europea de Salud. Y solamente un 30% está en un peso normal, unas cifras superiores a la media de la Unión Europea.
Controlar el peso
Un deterioro de nuestro IMC según avanza la edad puede responder a cambios en los hábitos alimentarios (una mayor ingesta de grasas y azúcares), al descenso de la actividad física, así como aun predominio del sedentarismo. Otras posibles causas de este aumento están relacionadas con la genética, los antecedentes familiares, los problemas de salud o incluso con ciertos rasgos emocionales y de personalidad.
Para bajar de peso debemos limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; y realizar una actividad física periódica de 60 minutos diarios los más jóvenes y 150 minutos semanales los adultos.