Salud

"El paciente con alzhéimer y su cuidador son las víctimas olvidadas de la crisis del coronavirus"

65ymás

Lunes 21 de septiembre de 2020

4 minutos

Día Mundial del Alzheimer

"El paciente con Alzheimer y su cuidador son las víctimas olvidadas de la crisis del coronavirus"
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Lunes 21 de septiembre de 2020

4 minutos

El confinamiento, las restricciones a la movilidad y los cambios de rutina han impactado de forma significativa en toda la población, "pero mucho más en las personas con alzhéimer y en sus familias", ha explicado Micheline Selmès, presidenta de la Fundación Alzheimer España (FAE, @AlzheimerEsp) durante la presentación de la jornada online La Enfermedad de Alzheimer en tiempos de coronavirus, organizada por el Día Mundial de esta enfermedad.

En España, una de cada seis personas mayores de 65 años (un 16,7%) y casi un tercio de los mayores de 85 años (un 27,7%) padecen Alzheimer, siendo este colectivo el que se encuentra entre la población con mayor vulnerabilidad frente al COVID-19. Más de un millón de personas que, en estos momentos, se ven amenazadas por esta pandemia. Además, las personas con coronavirus que tienen edad avanzada tienen un peor pronóstico de la enfermedad, ya que la edad media de fallecimiento son los 83 años.

"Esta desconexión ha generado un empeoramiento funcional –a nivel cognitivo y físico– en las personas con alzhéimer, provocando alteraciones conductuales y psicológicas y acelerando el avance de la enfermedad y su deterioro", ha señalado la presidenta de la FAE, quien ha destacado la aparición temprana de síntomas como la apatía, la agitación y la agresividad en pacientes que todavía no los tenían, o su empeoramiento en los que sí.

Respecto al aumento del riesgo de contagio en los pacientes con alzhéimer, han recordado que este viene producido por la limitación que tiene para gestionar la información sobre el coronavirus, la menor capacidad para adaptarse a situaciones nuevas, y la dificultad para comprender y recordar las medidas higiénicas (lavado de manos, mascarilla, distancia social, etc.).

"Según un estudio que realizamos en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, el 30% de los pacientes fallecidos por COVID-19 en nuestro hospital en marzo tenían deterioro cognitivo", ha señalado el doctor David Pérez, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y patrono de la FAE.

En su opinión, "estamos ante una de las peores crisis sanitarias de las últimas décadas. Una crisis que presenta además un acceso limitado a los servicios sanitarios por las limitaciones impuestas por la pandemia COVID-19". La cancelación de las consultas médicas (o realizadas sólo por teléfono), la dificultad de acceso a los centros de salud y a los médicos especialistas, y la interrupción de ensayos clínicos en pacientes con alzhéimer, hacen que cuidadores y pacientes tengan una mayor dificultad para manejar los trastornos de conducta asociados al deterioro cognitivo y sientan un mayor abandono.

Una proteína de la saliva podría ser clave para diagnosticar el Alzhéimer, la segunda preocupación de salud de los españoles, solo por detrás del cáncer

 

Ante esta situación, para que el cuidador no se sienta desprotegido es necesario buscar soluciones a las dificultades para el cuidado del paciente y a la falta de accesibilidad a los servicios sanitarios, afirman los expertos.

Por su parte, Andrés Navarro, neuropsicólogo de la Fundación Alzheimer España (FAE), ha indicado que "también debemos ayudar a las personas con alzhéimer a conseguir la mayor normalidad posible –que será una nueva normalidad adaptada a la situación actual– mediante el mantenimiento de rutinas y la creación de otras nuevas".

En estas circunstancias, hay que respetar las horas de comida y los ciclos de sueño, ya que ayudan a reducir el conjunto de síntomas neuropsiquiátricos (principalmente los estados de confusión y agitación) que pueden darse en las personas con alzhéimer.

"Además, es muy recomendable que las personas con alzhéimer realicen actividades manuales y motoras, ya que ayudan a mantener su bienestar físico y emocional, así como a calmar la posible irritabilidad y/o agitación. Éstas deben ser actividades significativas y no infantilizantes, como oír música relajante o participar en pequeñas tareas, como doblar la ropa, ayudar con la limpieza, poner la mesa, etc.", ha concluido el experto de la FAE.

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