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Tras evaluar las pruebas epicutáneas hechas a más de 19.000 pacientes durante más de cinco años, dermatólogos del Grupo Español de Investigación en Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea (GEIDAC) han concluido que las fragancias "escondidas" en los productos de higiene, cosmética y limpieza son responsables de un gran número de dermatitis de contacto alérgicas; así, han identificado las más frecuentes implicadas en esta patología para los diferentes grupos poblacionales en España.
Según estos investigadores, la gran mayoría de productos de higiene, cosméticos y del hogar contienen fragancias que hacen más agradable su uso. Sin embargo, estas sustancias olorosas constituyen la segunda causa más frecuente de alergia de contacto, tanto en la población en general (1-4%) como entre los pacientes con dermatitis de contacto (6-14%).
La dermatitis de contacto alérgica es una inflamación mediada por el sistema inmune tras el contacto de un alérgeno con la piel. Se manifiesta con una erupción cutánea que produce picor, piel seca y agrietada, y a veces hinchazón y dolor. Una vez que la persona se ha hecho alérgica a una sustancia, lo será para toda la vida, por lo que el tratamiento empieza por eliminar el contacto con la sustancia causante del problema. Por este motivo, es importante que aparezcan en el etiquetado de los productos de uso cotidiano todos sus componentes.
La residente de cuarto año en el Hospital General Universitario de Alicante y primera firmante de este trabajo, María José Sánchez Pujol, señala que el objetivo del trabajo fue "conocer qué fragancia era la más importante en cada grupo estudiado".
"La primera parte de este proyecto ya fue publicada en 2019 en la revista 'Contact Dermatitis'. Esta segunda entrega, que ha liderado Maria José Sánchez Pujol, también está siendo evaluada para difundirse en la misma publicación", explica el jefe de Servicio de Dermatología del H.G.U. de Alicante y coordinador de este trabajo, el doctor Juan Francisco Silvestre.
Para ello, a lo largo de esos 5 años, se realizaron y analizaron pruebas epicutáneas con la serie estándar española en 19.588 pacientes, de los cuales 1.590 (8,1%) tuvieron reacciones positivas al menos a un marcador de alergia a fragancias. De estos, 1.013 fueron testados con una batería de fragancias específica.
Las fragancias más problemáticas
Los resultados obtenidos muestran que en los hombres (363), la fragancia 'E. prunastri' (un aroma que recuerda a la madera, tierra o algas marinas) fue el alérgeno más frecuente. Por el contrario, en las mujeres (650 testadas) fue el geraniol (que aporta un olor dulce, floral, a rosas) la fragancia en más ocasiones causaba sensibilización.
Entre los niños (28), el principal alérgeno encontrado fue isoeugenol. Sin embargo, en los pacientes jubilados (205) predominó la sensibilización a geraniol y E. prunastri.
Por regiones corporales afectadas, geraniol fue el alérgeno más frecuentemente encontrado en los pacientes con eccema de manos, cara y piernas. Si se concreta en el eccema de piernas, la mayoría de los casos implicaban a alérgenos como geraniol, 'E. prunastri' e isoeugenol. Por el contrario, en los pacientes con eccema de manos predominaron 'Lyral', geraniol y citral. Del mismo modo, en los casos con eccema de cara, hay pacientes sensibilizados a geraniol, a 'Lyral', y a citral.
Los pacientes con dermatitis ocupacional estaban principalmente sensibilizados a citral, mientras que los pacientes con historia de dermatitis atópica estaban sensibilizados más frecuentemente a 'Lyral' e isoeugenol.
"Las empresas, a la hora de diseñar sus productos, tienen en cuenta el público al que van a ir dirigidos. Los productos diseñados para mujeres presentan unos olores característicos y unas fragancias diferentes a los productos para hombres, o para bebés", explica Sánchez. Así, añade que estos perfumes también cambian según el tipo de producto cosmético y su uso. En este sentido, las fragancias utilizadas en la composición de un desodorante difieren de las de una crema hidratante, e incluso las fragancias en una crema facial son distintas a las de una crema de manos. Además, la experta avisa de que las fragancias también están presentes en tratamientos tópicos, ya que se utilizan para enmascarar ingredientes con mal olor como, por ejemplo, la urea.
Dónde se encuentran
"Se ha descrito que en las mujeres las fuentes más comunes de sensibilización a fragancias son los perfumes y desodorantes, mientras que en hombres son las lociones aftershave y los desodorantes", explica el estudio. Además, el geraniol, que fue el alérgeno más común entre el grupo de población mayor de 65 años puede formar parte de la composición de tratamientos tópicos, como cremas para úlceras.
'Lyral', isoeugenol, y citral fueron los alérgenos más frecuentes en los pacientes con dermatitis atópica y también isoeugenol fue el que más sensibilización generó en niños. "Es probable que isoeugenol en nuestro medio esté presente en productos dirigidos a niños y a atópicos (quizás a concentraciones menores a las necesarias para aparecer de manera obligatoria en el etiquetado)", explica el artículo.
'E. prunastri' está presente en el etiquetado de relativamente pocos productos cosméticos, en contraste con las tasas altas de sensibilización encontradas a este alérgeno. Esta discrepancia ha sido relacionada con la posibilidad de su presencia en concentraciones menores a las necesarias para ser declaradas en múltiples productos. Así, se ha descrito que la fragancia Evernia prunastri contiene atranol y cloroatranol, dos compuestos que le confieren un poder altamente sensibilizante incluso a muy baja concentración.
Por último, entre los datos a destacar están los alérgenos responsables del eccema de manos, citral y 'Lyral', que también están implicados en la dermatitis de contacto ocupacional causada por fragancias. "El citral es uno de los componentes más frecuentes de los productos de limpieza domésticos, en los que se busca el aroma a cítrico, de ahí que el contacto directo con estos productos del hogar probablemente está detrás de las altas tasas de sensibilización al citral en los casos de eccema de manos y en las dermatitis de origen ocupacional", indica el doctor Silvestre.
Mejorar el etiquetado y diseñar productos sin ellas
Estos dermatólogos defienden que un etiquetado completo, y no solo de las 26 fragancias de declaración obligatoria, independientemente de la concentración, permitiría optimizar el diagnóstico de las alergias específicas a sustancias concretas. Además, debería considerarse la realización de pruebas epicutáneas que incluyan marcadores de alergia a fragancias en los pacientes con eccema tópico o recidivante a los tratamientos habituales.
"Conocer los alérgenos más frecuentes entre las fragancias puede ayudar a los gobiernos, a los clínicos, a la industria y a los consumidores a afrontar los problemas relacionados con esta frecuente causa de dermatitis de contacto alérgica. A la vista de nuestros resultados, la industria podría diseñar productos en ausencia o con disminución de la concentración de las fragancias involucradas en esta patología dirigidos a un público concreto y a un uso determinado", concluye el doctor Silvestre.