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Se cuentan por millones las cocinas y hornos de gas que producen al funcionar sustancias nocivas para nuestra salud como partículas de materia (PM), dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) y formaldehído. Así lo ha puesto de manifiesto una información publicada por msn.com según la cual, en los últimos 40 años se han acumulado evidencias suficientes como vincular estas sustancias con diversas enfermedades respiratorias.
Por si fuera poco, la pandemia mundial de covid-19 ha incrementado este riesgo entre la población de riesgo o con bajos ingresos tal y como publica la revista Quartz donde se asegura que se ha realizado un estudio que demuestra como la contaminación del aire incrementa, a nivel mundial, en un 15 % las muertes por la acción del coronavirus.
"No hay duda de que este ha sido descuidado", señala Stephen Jones, médico y epidemiólogo de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos. Según apunta, es importante que la gente conozca estos riesgos que pueden llegar a costarle la vida a, por ejemplo, los niños ya que según diversos estudios los pequeños en cuyas casas hay cocinas de gas tienen un 42 % más de probabilidades que el resto de padecer síntomas de asma, y un 24 % más de posibilidades que se les diagnostique esta enfermedad a lo largo de su vida.
Gran incremento de NO2
Por su parte, The New England Journal of Medicine publicó el pasado año que "los aparatos de gas deberían ser retirados del mercado" porque la calidad del aire interior no se regula ni monitoriza como sucede con el aire exterior.
No obstante, la Junta de Recursos Atmosféricos de California (CARB), responsable de regular la contaminación en ese estado norteamericano ha presentado pruebas de que las cocinas de gas son perjudiciales para la salud y asegura que la sustitución de estos aparatos por otros eléctricos en todo el país aportaría importantes beneficios para la salud.
En el Rocky Mountain Institute (RMI), centro de estudios sobre energía limpia, el investigador Brady Seals estudió los datos y evaluaciones científicas de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) entre 2008 y 2016 sobre los óxidos de nitrógeno y llegó a la conclusión de que la exposición a corto plazo al NO2 puede producir asma y causar otros efectos respiratorios adversos. "El hecho de que estas estufas de gas contribuyen a elevar el NO2 es indiscutible", asegura.
La propia EPA advierte que los hogares con estufas y cocinas de gas tienen mucha más concentración de NO2 que aquellos que los que la utilizan eléctricas. De hecho, aseguran que esos niveles de NO2 superarían los límites legales si se registrasen al aire libre.
Desde la Central California Asthma Collaborative (CCAC), también advierten que algunas personas incluso utilizan sus hornos de gas como fuentes de calefacción en el invierno. "Especialmente en un hogar con mala ventilación, estas partículas pueden estar altamente concentradas con efectos a largo plazo sobre la salud de las personas", señalan.
Medio millón de bebés muertos
Una reciente investigación reveló que cocinar en casas pequeñas sólo una hora en una cocina de gas implica concentraciones de NO2 que excederían en mucho los límites de calidad del aire ambiente establecidos por la EPA y el CARB.
Tan solo en 2019 la contaminación atmosférica causó la muerte prematura de casi medio millón de bebés en su primer mes de vida. Según los datos del informe Estado Global del Aire 2020, la mayoría de estos pequeños lactantes vivían en países en vías de desarrollo, Pero también se han registrado casos en los que resultan afectados bebés que siguen en el vientre materno pudiendo causar partos prematuros y poco peso al nacer, lo que está estrechamente vinculado con una mayor mortalidad infantil.
Indudablemente, las cocinas eléctricas de inducción acabarían con el problema y ahorrarían energía, pero por desgracia son bastante más caras que las cocinas de gas convencionales.