En ciertos casos, la vejez viene emparejada con el riesgo de padecer una serie de trastornos mentales como son la demencia o la depresión. Pero, ¿puede el Estado evitar o reducir las posibilidades de padecerlas? Para la investigadora y profesora de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Marta Miret, las políticas públicas pueden influir en el bienestar e, incluso, en el sentimiento de felicidad de los más mayores. La académica estudia, en el marco de un proyecto de investigación europeo (España, Finlandia, Noruega e Italia) llamado EMMY, qué papel juega el estado en la mejora de la calidad de la salud mental de su población más mayor (más de 80 años). Al proyecto le precedieron dos estudios científicos longitudinales, Courage y Edad con Salud, que versaban sobre el bienestar y la felicidad de los mayores y sus posibles causas.
¿Cómo afecta la edad a la salud mental?
La sintomatología es diferente. Por ejemplo, en casos de personas mayores con depresión, suelen tener síntomas más físicos (falta de sueño, de apetito o fatiga), que psicológicos (tristeza o la pérdida de interés por las cosas).
Con el aumento de la esperanza de vida, ¿han cambiado las patologías de los mayores?
Actualmente, hay un repunte de la demencia y de los problemas relacionados con el deterioro cognitivo en esas edades avanzadas.
Y, en la tarea de prevenir la aparición de estas enfermedades, ¿qué pueden hacer los gobiernos?
Hay muchas iniciativas interesantes de ayuda a domicilio. En Noruega (país estudiado dentro del estudio EMMY) se realizan visitas preventivas a los domicilios, para evitar problemas posteriores como la soledad (que conlleva la posible aparición de enfermedades mentales). Es un sistema distinto al nuestro, el español se basa, sobre todo, en la asistencia en casos de dependencia. Además, los países escandinavos del estudio cuentan con un programa de casas de acogida para personas mayores a nivel comunitario.
¿Son efectivas estas medidas?
Las políticas públicas no inciden directamente en la mejora de la salud mental sino que influyen en aspectos de la vida que tienen relación con el bienestar. Así, conociendo, por ejemplo, el efecto beneficioso de las relaciones sociales para evitar la soledad o el tener apoyo emocional, se crean políticas para fomentar estos vínculos. Prueba de ello, es la iniciativa de la OMS Ciudades amigas de las personas mayores que, mediante cambios en el urbanismo de las ciudades, consiguen que las personas de más edad salgan a la calle y realicen actividades de ejercicio físico que son muy importantes tanto para la salud física como para la mental.
Las personas mayores viven cada vez más años pero, ¿son más felices en su vejez?
Tenemos muchos datos al respecto. En el estudio longitudinal de la UAM Edad con salud analizamos dos tipos de felicidad: la evaluada (autopercepción) y la experimentada (frecuencia de emociones positivas y negativas en el día a día). Constatamos que las personas mayores, a medida que van envejeciendo, reportan estar menos satisfechas con su vida pero experimentan más sentimientos positivos que los jóvenes. Con la edad, se reduce el estrés, la preocupación y la ansiedad. Por ello, se podría concluir que las personas, en su vejez, son más felices.
Por tanto, es mentira que los más mayores sean infelices…
Sí, según la psicóloga americana de Standford Laura L. Carstensen, a medida que los individuos envejecen, cambia su perspectiva temporal. Son conscientes del tiempo que les queda por vivir y, por ello, varian de objetivos y prioridades: dan menos importancia a las cosas triviales, valoran más la vida, son más reflexivos y le dan el justo valor a sus emociones. Además, las personas que han vivido mucho años saben qué tipo de situaciones o personas les hacen sentirse bien y les dedican más tiempo. Por otra parte, tienden a reducir su red social: tienen menos amigos pero relaciones más estrechas y satisfactorias.
Pero, ¿y el problema de la soledad?
Esta afecta a todos los grupos de edad, pero las personas mayores tienen más riesgo de sentirse solas. Es un factor determinante para la salud mental. Aunque no es tanto el estar solo, sino el sentirse de esta manera.
¿Pueden las políticas públicas generar felicidad en los ciudadanos?
En España no existen muchas iniciativas. Pero, en el Reino Unido o en Francia, el estado se plantea que el objetivo principal no es tanto la pujanza económica sino también el bienestar. Muchas veces éste se consigue de manera indirecta: creación de espacios verdes, facilidades para que las personas con movilidad reducida se puedan desplazar con facilidad o acceso a la cultura.