Por qué debemos taparnos la nariz con la mascarilla

Los rebrotes de coronavirus detectados en toda España han provocado que la mayoría de comunidades autónomas hayan endurecido las medidas de prevención y decretado el uso obligatorio de mascarilla, La mascarilla cumple una función profiláctica al tapar las vías aéreas y contener las gotas microscópicas expelidas por la respiración, la tos, los estornudos, y el habla, vía de contagio de la Covid-19. Sin embargo, es habitual ver personas que transitan con la mascarilla puesta, pero con la nariz al descubierto. Esta práctica es una equivocación, puesto que ambos orificios deben quedar completamente cubiertos para cortar el camino del virus hacia las fosas nasales. 

Las vías de entrada del coronavirus

Actualmente, se ha comprobado que el virus causante de la Covid-19 se transmite principalmente de persona a persona mediante las gotículas respiratorias y el contacto físico. La transmisión se produce cuando una persona entra en contacto cercano, menos de 1,5 metros, con un individuo infectado y se expone a las gotículas que este expulsa, por ejemplo, al toser, estornudar o acercarse mucho, lo que da por resultado la entrada del virus por la nariz, la boca o los ojos. El contagio puede ser por transmisión directa: al estar en contacto estrecho con una persona infectada y dichas gotículas respiratorias alcancen las mucosas; o por transmisión indirecta cuando estas gotículas pueden estar en superficies u objetos y los toca una persona que luego se toca la cara. Además, puede haber circunstancias y lugares específicos en que se generen aerosoles (núcleos goticulares con diámetro < 5 µm, que pueden permanecer en el aire durante periodos prolongados y llegar a personas que se encuentren a más de un metro de distancia). 

Hoy en día, los datos de investigación apuntan a que, en su mayor parte, la transmisión de la Covid-19 avanza de las personas sintomáticas a otras que entran en contacto cercano, cuando no se usa equipo de protección personal adecuado. El carácter transmisible del virus está en función de la cantidad de virus viables que excreta una persona (con independencia de que tosa y expulse más gotículas), del tipo de contacto que tienen con los demás y de las medidas de protección implantadas. 

 

 

El uso correcto de la mascarilla

La Organización Mundial de la Salud recomienda asearse las manos antes de ponerse la mascarilla; colocarse la mascarilla con gran cuidado, procurando que cubra la boca y la nariz, se ajuste al puente de la nariz y quede bien sujeta para disminuir cualquier posible hueco entre el rostro y la mascarilla.

Abstenerse de tocar la mascarilla mientras se la lleva puesta; desatarla o desprenderla por detrás sin tocar el frente para quitarla; y limpiarse las manos con una solución alcohólica o con agua y jabón, después, son la forma correcta de proceder.

Por cuestiones de comodidad e higiene, se recomienda no usar la mascarilla por un tiempo superior a 4 horas. En caso de que se humedezca o deteriore por el uso, se recomienda sustituirla por otra, recuerda el Ministerio de Sanidad. 

Respirar con calma

Como explicábamos en este artículo las mascarillas quirúrgicas y autofiltrantes no producen ni hipoxia ni hipercapnia (retención del CO2) porque lo que filtran son partículas, no retienen el aire, de forma que podemos respirar perfectamente con ellas puestas. Además, las mascarillas certificadas como tales han superado el test de respirabilidad. Esto supone que el aire que llega a través de su tejido es suficiente para mantener las funciones del organismo.

Mejorar la respirabilidad con mascarilla pasa por mantener la respiración en calma, ya que aumentar la frecuencia respiratoria es algo desaconsejable cuando llevamos mascarilla.