Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorEl insomnio es considerablemente más común en mujeres que en hombres. Son numerosos los estudios que han constatado tasas más altas de insomnio en mujeres, y algunas estimaciones sitúan que riesgo de insomnio es un 40% más alto entre ellas. En una investigación realizada por la Sleep Foundation, hasta el 67% de las mujeres dijeron que habían tenido problemas para dormir diversas noches durante el último mes, y el 46% tuvieron problemas casi todas las noches.
El motivo puede ser porque ellas experimentan cambios hormonales únicos como son el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia, que tienen consecuencias en la calidad del sueño. De hecho, los problemas para dormir se consideran un síntoma central de la perimenopausia y la menopausia, un periodo en el que entre el 38 y el 60% de las mujeres comentan a sus médicos que sufren insomnio. Ello es debido a que los niveles reducidos o fluctuantes de hormonas sexuales pueden alterar el sueño de múltiples formas. Por ejemplo, los cambios hormonales pueden provocar sofocos y sudores nocturnos, un síntoma que afecta hasta un 85% de las mujeres. Más adelante, ls cambios hormonales asociados con el envejecimiento y la posmenopausia también pueden influir en el sueño, al alterar los ritmos circadianos y el sistema del cuerpo para regular su temperatura durante el ciclo de sueño-vigilia.
A los cambios hormonales se suman los problemas de vejiga, que pueden contribuir a una micción frecuente durante la noche, también conocida como nicturia, lo que dificulta un sueño ininterrumpido.
El dolor experimentado por fibromialgia, un alteración más común entre mujeres, también puede dificultar conciliar el sueño. Y algunos problemas de salud como la depresión y la ansiedad, también más comunes en mujeres que en hombres, pueden causar insomnio secundario.
El caso es que el insomnio puede hacer que nos sintamos más cansados, ansiosos o irritables a corto plazo, pero el problema el principal se produce a largo plazo, porque la falta de sueño puede aumentar el riesgo de padecer problemas más graves de salud como son la diabetes, la presión arterial alta, un mayor riesgo de caídas especialmente en mujeres mayores, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y obesidad.
Además, los medicamentos que se utilizan para tratar el insomnio incluyen sedantes y ciertos tipos de antidepresivos que pueden tener efectos secundarios como somnolencia durante el día y un mayor riesgo de caídas en las personas mayores, tal y como indica la Oficina para la salud de la mujer, por lo que es conveniente hablar con nuestro médico sobre las causas y tipo de insomnio que padecemos y los nuevos hábitos que debemos emprender.