Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCocinar es para unos una obligación y para otros una afición que unos pocos privilegiados son capaces de convertir en arte. Sea una cosa u otra, cuando nos metemos en la cocina nos exponemos a una serie de peligros de los que no siempre somos consciente. Procuramos que no se acumule humo o se queme el aceite, pensamos en protegernos las manos de cortes y salpicaduras, pero no solemos pensar en cuidar nuestra salud ocular. Estos consejos pueden ayudarte a prevenir lesiones oculares en la cocina.
Es raro no salpicarse cuando estamos en la cocina. Generalmente, las salpicaduras no suelen tener mayor importancia que un manchurrón en la ropa, o un leve dolor en las manos, pero en otras ocasiones pueden llegar a alcanzar los ojos. Para ello es importante protegerse, si no es con unas gafas de seguridad, es necesario al menos un protector de salpicaduras o una tapa para cubrir la sartén.
El aceite y la manteca son los que más salpican, sobre todo cuando se pone en la sartén algún alimento que suelta jugo o que sale directamente del congelador.
Si la salpicadura alcanza los ojos es necesario lavar con abundante agua para eliminar cualquier resto que haya podido quedarse en el ojo. Si la salpicadura es mínima, se puede aliviar el dolor aplicando unas lágrimas artificiales. No obstante, si el dolor persiste será necesario acudir a urgencias para que evalúen el alcance de la lesión.
Ojo con las especias picantes, son más traicioneras de lo que parecen. Al utilizar alimentos o especias picantes como la pimienta o los jalapeños, pueden quedar partículas en los dedos o entre las uñas que, si no nos hemos lavado convenientemente las manos, pueden acabar sin darnos cuenta en los ojos al frotárnoslos. En el caso de que esto suceda, es importante lavarse los ojos inmediatamente con agua y los párpados con champú neutro o para bebés, intentando que este no penetre en los ojos.
No hay nada como tener una cocina limpia y reluciente y, para ello, el mercado pone a nuestra disposición una gran variedad de productos químicos para eliminar la grasa y las bacterias, siendo todos ellos muy efectivos, pero, a la vez, muy peligrosos para la piel y también ante salpicaduras en los ojos y vapores que puedan desprender. Lo mejor para protegerse es utilizar unas gafas protectoras, especialmente cuando usemos lejía o productos para limpiar el horno. Cualquiera de estos productos en contacto con los ojos puede producir una lesión grave, incluso ceguera. Ante una salpicadura hay que lavar inmediatamente el ojo con abundante agua y acudir de inmediato al médico.
En la cocina utilizamos un sinfín de utensilios afilados, desde cuchillos para diferentes usos, tenedores, tijeras… cualquier utensilio afilado o punzante puede ocasionar un daño grave en los ojos, además de en otras zonas del cuerpo, como son las manos o si caen al suelo en los pies. Hay que manipularlos con cuidado, prestarles atención y recordar que las tijeras y los cuchillos mal afilados son los más peligrosos, por raro que parezca, pues a la hora de utilizarlos nos obligan a ejercer mayor fuerza, lo que puede hacer que se desvíe el corte o salir disparados.
No somos conscientes de lo fácil que puede ser caerse en la cocina. Colocamos alfombras para no manchar el suelo de gotas de aceite y no resbalar, pero son alfombras que no quedan fijas en el suelo y resbalamos con ellas o nos tropezamos porque tiene una doblez; dejamos puertas de los armarios mal cerradas o entreabiertas, un traspiés al bajar de un taburete, gotas de agua o aceite derramado en el suelo o alguna piel o resto de comida que ha caído y nos hace resbalar, … Son infinitas las situaciones que nos ponen en riesgo de sufrir una caída con el consiguiente peligro también para nuestros ojos. De hecho, las caídas son una de las principales causas de lesiones oculares en personas mayores de 60 años, ya sea por la inestabilidad, el vértigo o por una menor agudeza visual… Sea una causa u otra, es importante tomar todas las precauciones posibles y evitar armarios abiertos, u objetos que puedan hacernos tropezar y convertir la cocina en un espacio lo más seguro posible.
Existe la creencia de que algunos alimentos ayudan a curar ciertos problemas oculares o, incluso, a cambiar el color de los ojos. Estas afirmaciones son totalmente falsas. La miel no cambiar el color de los ojos, ni cura la conjuntivitis. Es de suma importancia no aplicar sustancias en los ojos que no sean específicamente para ellos. Incluso si se utiliza un producto de cosmética alrededor de los ojos, hay que extremar la precaución y evitar que penetre en su interior.
¿Cuántas veces hemos visto en películas del Oeste, de matones o incluso en dibujos animados cómo sus personajes se ponen un bistec crudo sobre un ojo morado para curarlo? Esta práctica que seguro que alguien ha llevado a cabo alguna vez, puede tener consecuencias negativas para la salud del ojo y no es para nada recomendable.
Un bistec, por fresco que sea, tiene microorganismos que pueden causar infecciones graves. También cualquier alimento congelado, aunque esté dentro de una bolsa esta puede estar contaminada por las bacterias propias del congelador o de la cocina.
Si te has dado un golpe en el ojo y quieres aplicarte frio para aliviar el dolor e intentar reducir el moratón, utiliza una bolsa de hielo o cubitos envueltos en una toalla limpia y, por supuesto, acude a un profesional para que pueda evaluar el alcance de la lesión. Deja el bistec para la sartén o en su defecto para las películas.