Victoria Herrero
Preguntas
¿Cuál es el cáncer menos peligroso para las personas mayores?
En España, más de la mitad de las personas a las que se les diagnostica supera la enfermedad
Escuchar la palabra cáncer siempre tiene un lógico temor asociado al diagnóstico. Sin embargo, la incidencia de esta enfermedad tumoral, así como diferentes factores, pueden hacer de ella una patología con un mayor o menor riesgo vital; también en el caso de las personas mayores.
En este último aspecto, el que atañe al colectivo de población con edades más avanzadas, es preciso incidir en un aspecto importante: no hay tumores más comunes según la edad del paciente, por lo tanto, no se puede hablar categóricamente de una afección más o menos peligrosa y concreta solo en mayores, aseguran desde la Sociedad Española de Oncología Médica.
Es más, en el caso de estas personas se debe tener en cuenta que además de la tipología del cáncer y el estadio del mismo, se trata de enfermos que pueden tener unas patologías previas asociadas a su edad o que, por su salud, no pueden aguantar ciertas terapias o cirugías necesarias para la eliminación de las células malignas. Además, cuentan con un sistema inmunitario más debilitado, por lo que en este perfil es donde más se observa la aparición de cáncer o se tienen mayores tasas de mortalidad.
Tumores menos agresivos
Salvo si se trata de un cáncer de la sangre, en principio casi todos se pueden extirpar y mejorar las expectativas de curación si se diagnóstica antes de que las células tumorales invadan otras partes del cuerpo y se extiendan. Algo que ocurre en ciertas patologías que se manifiestan pronto o quedan a la vista, como es el caso del melanoma o el cáncer cutáneo. Eso sí, no es una regla que se cumpla en todos los casos.
Sin embargo, siempre hay tumores que incluso cuando dan muestras de sus primeros síntomas, como ocurre con el de páncreas, ya es complicado realizar una intervención quirúrgica. Es cuando se siguen otros tratamientos para intentar paliar la evolución de la enfermedad. Un camino que en algunas ocasiones no se sabe a ciencia cierta si tendrá un final feliz.
Una curación que se repite, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (@_SEOM), en más de la mitad de las personas en España a las que se les diagnostica un cáncer y supera la enfermedad. Por eso, es mejor no hablar, como dicen estos expertos, de un cáncer menos peligroso, ya que en todos los casos se trata de una patología grave, pero sí de tumores con mejor pronóstico en relación a su supervivencia. Así, los que tienen una tasa de mortalidad más baja son los de nasofaringe (en la zona de la garganta), el de tiroides, el de cuello de útero que se desarrolla muy lentamente, el cutáneo, el de labio o el que afecta a la cavidad oral.
Sin embargo, como se ha comentado en anteriormente, esto no es una fórmula matemática y todo depende de muchos factores, entre ellos la edad del paciente. Por eso, no está de más conocer algunas circunstancias cuando se trata de personas mayores.
Cuando el paciente que tiene cáncer es mayor
Según la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (@CancerDotNet), el tratamiento del cáncer es todo un desafío sobre todo a edades ya avanzadas. Esto se debe a que estos pacientes son más propensos a padecer dolencias de salud previas y de tipo crónico; además de contar con unas defensas un tanto debilitadas que no pueden enfrentarse con la misma fortaleza a los efectos secundarios de algunos tratamientos.
Una edad que es bueno tener en cuenta a la hora de tomar las decisiones más acertadas para hacer frente al avance del tumor. En este caso, es clave la confianza que aportan los profesionales sanitarios cuando ofrecen la información sobre el tipo de cáncer, su incidencia, sus opciones de tratamiento o probabilidad de curación, así como las repercusiones que la enfermedad tendrá en su salud física y mental.
Un mismo equipo médico que será el encargado de determinar las opciones y soluciones más adecuadas según las consideraciones de la propia enfermedad y del paciente mayor. Así, puede que no sea recomendable que se someta a una cirugía, pero sí seguir sesiones de radioterapia o quimioterapia; o a la inversa. En el primer caso, el de la entrada al quirófano, los riesgos son más elevados por el envejecimiento del organismo. Un riesgo donde se debe tener en cuenta la función cardíaca, renal, hepática y pulmonar de la persona afectada.
A diferencia de la cirugía, que se solventa en un día, la quimioterapia y la radioterapia conllevan una mayor dilación en el tiempo. Es por eso que estos pacientes mayores se muestran más débiles y con peor pronóstico en relación a los efectos secundarios que si se tuviese, por ejemplo, 40 años. En este sentido, la radiación suele ser una buena opción para este colectivo poblacional (lleva menos problemas de salud aparejados), pero lamentablemente en algunos casos no es suficiente para frenar un cáncer.
Sea cual sea el tratamiento elegido, junto con ayuda de los especialistas, estos recuerdan que es clave continuar con la vida que se tenía hasta ahora si la enfermedad y sus consecuencias lo permiten; así como seguir unas pautas saludables. Esto es, alimentarse de forma sana y equilibrada, seguir cuidándose tanto a nivel de salud como en un plano emocional o continuar con las mismas relaciones familiares y de amistad (esencial para apoyarse en los momentos más duros del tratamiento). En definitiva, mantener una cierta calidad de vida.