Teresa Rey
Preguntas
¿Cómo afecta la crisis climática a los mayores con enfermedades crónicas?
El cambio climático no solo afecta al medio ambiente también a la salud de personas vulnerables
Sabemos que el cambio climático es una realidad que está provocando situaciones meteorológicas extremas y fenómenos que por su frecuencia e intensidad, ya se consideran una anomalía. La emisión de CO2 y de otros gases de efecto invernadero durante los últimos 50 años ha provocado que se retenga más calor en las capas inferiores de la atmósfera, de modo que el clima mundial se ha alterado. Esta es una evidencia demostrada, pero que no solo está teniendo repercusiones en el medio ambiente, sino en la salud también.
Repercusiones adversas
El cambio climático influye en los elementos sociales y medioambientales relacionados con la salud: aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura, explican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). En realidad, la implicación de los efectos que tiene esta situación en el campo de la salud, solo se puede realizar de forma aproximada. Según las estimaciones de este organismo, la crisis derivada del clima causará anualmente unas 250.000 defunciones adicionales entre 2030 y 2050: 38.000 por exposición de personas mayores al calor; 48.000 por diarrea; 60.000 por paludismo; y 95.000 por desnutrición infantil.
Las previsiones apuntan a que los grupos poblacionales más afectados por esta circunstancia serán los niños, las personas mayores y las que ya poseen otras patologías o enfermedades crónicas, donde los efectos en la salud probablemente resulten más graves.
La exposición a altos niveles de contaminación del aire puede causar una variedad de resultados adversos en este sentido. Entre otros aspectos se considera que podría “aumentar el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón”.
En EPOC
En el caso de patologías crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el frío de los meses de otoño e invierno y los principales contaminantes del aire influyen negativamente en las exacerbaciones que se dan en este trastorno, indican desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ @SeparRespira). Este síntoma es uno de los motivos más frecuente de ingresos hospitalarios, y de un incremento de la mortalidad entre los pacientes que la padecen. Las agudizaciones de la EPOC se producen por exposición al tabaco, a algunos puestos de trabajo e infecciones por virus y bacterias, aunque recientemente diferentes estudios también han señalado que las condiciones climatológicas y los niveles de polución del aire podrían estar asociados a un incremento de los ingresos hospitalarios relacionados debidos a exacerbaciones.
No se sabe con exactitud qué mecanismos desencadenan esta manifestación tras una exposición a los contaminantes del aire, pero algunas hipótesis apuntan a que gases como “el dióxido de azufre, el ozono o el material particulado de más de 10 micras pueden producir efectos deletéreos en las vías respiratorias, como un aumento de la reactividad bronquial, estrés oxidativo en la vía aérea inducido por daño en el ADN, inflamación sistémica y pulmonar, una amplificación de las infecciones virales y una reducción de la actividad ciliar de las vías aéreas. También se sabe que el dióxido de sulfuro es un irritante respiratorio bien conocido, que puede causar broncoconstricción”, según explica el doctor Javier de Miguel-Díez, neumólogo y miembro de la Separ.
Del mismo modo, las temperaturas extremas, tanto de frío como de calor, se han vinculado a un exceso de morbilidad y mortalidad por exacerbaciones por EPOC.
En asma
Se sabe que la contaminación que se emite a la atmósfera y que provoca el efecto invernadero afecta de forma clara a la salud respiratoria de las personas, especialmente de las más vulnerables, como las que tienen enfermedades respiratorias, los niños y las personas mayores. No obstante, incluso las personas sanas pueden desarrollar dolencias respiratorias por el cambio climático. “Porcentualmente, se estima que el 15% de las muertes que ocurren en un año se podrían haber retrasado con la implantación de medidas para prevenir la exposición de la población a gases contaminantes, como las emisiones de motores diésel”, apunta el neumólogo Xavier Muñoz.
El estudio Science of the Total Environment, realizado por el grupo de investigación de Neumología del VHIR, Vall d’Hebron Research Institute, ha demostrado por primera vez que las partículas diésel pueden causar el asma individuos que no la poseían con anterioridad. Al inhalar grandes cantidades de las mismas, pueden llegar a romper el epitelio bronquial, provocando inflamaciones y alteraciones del sistema inmune y finalmente asma.
Hay que destacar además que los niveles de polen y otros alérgenos se incrementan en caso de calor extremo, que también desencadenan asma. Se prevé que el aumento de las temperaturas que ya está dándose, está generando a su vez un aumento de esa carga.
Otros trastornos
El calor excesivo contribuye a los fallecimientos por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo en mayores, según la OMS, tal y como ha sucedido en distintas olas de calor. Las temperaturas altas hacen que aumenten los niveles de ozono y de otros agentes nocivos del aire que agravan este tipo de trastornos.
Por otro lado, la calidad del agua, que se ve afectada por el cambio climático, repercute igualmente en la salud. La variabilidad de las precipitaciones determina el mayor o menor suministro de agua dulce, y una escasez de la misma pone en riesgo la higiene y el hecho de que cada vez se produzcan más enfermedades diarreicas.